Gobernar con empatía y sin indiferencia

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Gobernar con empatía y sin indiferencia
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Dice el conocido refrán que lo bien empieza bien termina, de ahí la importancia de empezar bien y justamente es así, en estos momentos, en que inicia un nuevo Gobierno y cuando impera la necesidad de hacer bien las cosas.

Todo comienzo es difícil y es innegable el enorme reto y  los grandes desafíos  que enfrentará el nuevo Gobierno, que arranca con sus primeros pasos, en estos días, en un país urgido de reactivar la economía y de superar aún los efectos de la pandemia  del COVID 19 que afectó al mundo entero  en los últimos dos años.

Somos un país que a nivel del Banco Mundial y de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico, OCDE, sobresale por su desigualdad, un país cuya tasa de desempleo y de trabajo informal no muestra signos de mejoría significativa, ni siquiera antes de que surgiera la pandemia del COVID 19, además un país con una crisis  derivada  del  apagón educativo, y que además  debe  atender también los atrasos en listas de espera de los servicios de salud de la Caja Costarricense de Seguro Social y la  seguridad ciudadana entre otros.

Cuando se inicia el recorrido, es cuando llega la hora  de la verdad, de mostrar el temple que se tiene para cumplir con lo prometido en campaña sin pretextos y sin excusas permanentes, que propician la búsqueda perpetua de responsables porque  tal y como lo dijo la ex canciller Alemana Ángela Markel : “Culpar a los predecesores es una salida  fácil y mediocre.“.

Por lo tanto, se debe tener la visión de estadista para ajustar los planes conforme se vayan conociendo de cerca las distintas realidades y lograr que el actuar del Equipo de Gobierno sea articulado, en forma íntegra y diligente, sin perder la calidad humana y mirando de frente nuestras realidades, entendiendo que los males que nos aquejan  como sociedad,  no forman  parte del paisaje y que no se vale mirar hacia otro lado y enclaustrarse en sus mundos artificiales  y en sus propias realidades.

Es precisamente en este momento, donde sin duda alguna el nuevo Gobierno requerirá de mucha disciplina y liderazgo para atender y enfrentar este desafío mirando siempre hacia adelante, con fortaleza pero con mucha empatía, es decir poniéndose en los zapatos de los demás costarricenses y entender cómo se siente la otra persona en esta Costa Rica desigual que hoy tenemos, y no permitir   en ninguno de los actores de su equipo actúen con indiferencia, que es uno de los grandes males de nuestra sociedad actual.  

La indiferencia causa profundas heridas en la sociedad, por el bien de Costa Rica colaboremos todos en lo que nos corresponde desde nuestro propio espacio, para que dentro de  cuatro años, al final de este Gobierno queden huellas positivas y no cicatrices.

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