Urge sanear a Costa Rica de la corrupción

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Urge sanear a Costa Rica de la corrupción
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Hoy más que nunca, con profunda preocupación, impotencia y temor, el costarricense vive momentos de incertidumbre, ante la ola de corrupción casi generalizada en sectores de la administración pública y otros, donde los protagonistas son algunos políticos, funcionarios públicos y agentes privados.

Lo más grave es que, ese funesto trinomio pareciera que domina el quehacer cotidiano de toda la Nación, más aún, da la impresión de que, bajo la frase célebre de que, “el costarricense está domesticado”; el ciudadano común y los diferentes sectores de la sociedad, al unísono aceptan a los corruptos, prácticamente, como un mal endémico.

No sólo se acepta como normal a los corruptos, sino que, en reiteradas ocasiones se les vuelve a dar la oportunidad para que continúen en pleno desarrollo de las actividades ilícitas; ilícitos que atentan contra las finanzas del Estado, la democracia y el Estado de Derecho, que con sangre y sudor fue legado por los antepasados.

El Código Electoral determina el proceder del Tribunal Supremo de Elecciones, TSE, a la hora de aceptar la postulación de las diferentes personas a ocupar cargos políticos, pero “cuándo el rio suena piedras trae”, sería bueno que el TSE propusiera a la Asamblea Legislativa. Un proyecto de ley que prohíba la participación de personas cuestionadas y partidos condenados en los tribunales de nuestra justicia.

Las permisivas y ambiguas leyes actuales, pareciera que fueron diseñadas para que recaigan sobre el pobre y exoneren a los poderosos corruptos; es indignante observar que mucho del trabajo de la Fiscalía, Fuerza Pública y el OIJ, en detener a reconocidos delincuentes, incluyendo a los de cuello blanco, en horas son liberados. Esto por portillos muy abiertos sujetos a la interpretación relativa de la ley, tecnicismos, es lo que mantiene a galope a la corrupción en Costa Rica, a vista del frustrado, maltratado e impotente pueblo; tal pareciera que sólo el pueblo de a pie mira, vive y sufre las secuelas de la corrupción en Costa Rica.

Algunas nefastas esferas políticas del poder politizan la problemática de la corrupción, se enfrascan en jalar agua para sus molinos y tender cortinas de humo, sin tomar en cuenta la urgencia en llevar a cabo los cambios necesarios en las leyes, que garanticen prevenir y sancionar severamente la corrupción.

La mejor herramienta que el ciudadano posee para realizar un cambio es el voto, sin embargo, urge sanear, eliminar, expulsar a los funcionarios corruptos enquistados por décadas, sin que las autoridades les pongan freno, así como a un aspirante a un trabajo se le pide hoja de delincuencia, experiencia y conducta intachable. De igual forma el Tribunal Supremo de Elecciones y las leyes de Costa Rica, deben buscar y garantizar al pueblo, que quienes postulen sus nombres en procesos electores y para ocupar altos cargos en el Estado, sean personas de comprobada honestidad y experiencia

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