Rodolfo el reno

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Rodolfo el reno
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El Trineo de Santa Claus no funciona ni con diesel, ni con gasonila, es impulsado o más bien jalado, por ocho renos.

Se dice que esta historia habría surgido de una antigua leyenda de la mitología escandinava, sobre el dios Odín, quien montaba un caballo de ocho patas, llamado Sleipnir. Igualmente, en sus orígenes, un caballo blanco, llamado Amerigo, era el encargado de llevar a Santa y a un ayudante, llamado Pedro.

Los renos navideños son vitales para que Santa pueda repartir los regalos entre la Nochebuena y Navidad que va del 24 de diciembre al 25 de diciembre. Los encargados de su cuidado serían los duendes navideños.

A los ocho renos originales se les sumó luego uno más, el famoso Rodolfo, quedando así conformada la lista por: Trueno, Relámpago o Rayo, Bromista, Cupido, Cometa, Alegre, Presuntuoso, Bailarín, y Acróbata; y la delantera de esta selección de renos es liderada por Rodolfo y su nariz roja.

Los nombres y características de estos animales mágicos, ya que vuelan por todo el mundo proviene del poema de 1807 A Visit From St Nicholas. Posteriormente Rodolfo sería incluido en 1939, su historia es autoría de Robert May.

La historia de Roldolfo, en resumen, trata de un pobre reno, víctima de las burlas de los demás renos, por tener una nariz roja brillante, por lo que él sentía diferente y que no encajaba en ningún lado.

Se acercaba la Navidad y Rudolfo seguía solo por su camino sin tener un solo amigo. Pero la noche del 24 de diciembre, mientras Santa alistaba su trineo para repartir los regalos una enorme y espesa niebla cubrió toda la tierra.

Desorientado y asustado, Santa Claus se preguntaba cómo lograrían volar el trineo si no conseguían ver nada. ¿Cómo encontrarían las chimeneas?, ¿Dónde dejarían los regalos? Y A lo lejos, vio una luz roja y brillante y empezó a seguirla con su trineo y renos. No conseguía saber de qué se trataba, pero a medida que se acercaban, llevaran una enorme sorpresa. ¡Era Rodolfo!

Sorprendido y feliz Santa le pidió al reno de la nariz roja que tirara él también de su trineo. El reno no podía creérselo. Lo aceptó enseguida y con su nariz lo iluminó y guio por todas las casas del mundo.

Desde ese momento Rodolfo se sintió incluido en un grupo y no solo eso, sino que se convirtió en el líder de los viajes de Santa cada navidad.

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