Persecución y amenazas a la libertad de prensa

La persecución y las amenazas a la prensa no son un mito. Es muy lamentable que en algunos países se esté silenciando y persiguiendo a diversos medios de comunicación y encarcelando a personas que ejercen el periodismo, tan solo porque están cumpliendo con su labor. Gobiernos irrespetuosos están todos los días recurriendo a prácticas autoritarias para reprimir la libertad de prensa. Amnistía Internacional – por ejemplo – no cesa en sus esfuerzos por denunciar semejantes atrocidades y haciendo constantes llamados a la comunidad internacional sobre los alcances, los riesgos y los peligros que estos acontecimientos están provocando, incluso en países democráticos.
Costa Rica no se queda al margen de este fenómeno. De acuerdo con un reciente informe del Instituto de Prensa y Libertad de Expresión (IPLEX) la cantidad de alertas sobre la violación a la libertad de expresión en el país muestran un incremento sostenido durante los últimos años. Entre el año 2022 al 2024 las alertas sobre las agresiones a la prensa han ido en aumento, pasando de 7 a 32 alertas con un total de 40 víctimas, donde – según el IPLEX – la mayoría de las agresiones fueron generadas desde el Poder Ejecutivo, nueve de éstas por parte del presidente de la República, Rodrigo Chaves.
En el tercer Informe sobre el Estado de la Libertad de Expresión y la Seguridad del Ejercicio Periodístico en Centroamérica, el Programa de Libertad de Expresión y Derecho a la Información de la Universidad de Costa Rica y la Fundación Heinrich Böll relatan la crítica situación sobre las condiciones del periodismo en la región, concluyendo, para los casos de Costa Rica, El Salvador, Guatemala, Honduras y Nicaragua, que las principales amenazas al ejercicio periodístico provienen de actores estatales que en lugar de garantizar este derecho lo vulneran. Es inaceptable que las condiciones para la libertad de prensa en la región se estén deteriorando a causa de las mismas autoridades políticas, y mucho menos en Costa Rica que ha sido un país que a lo largo de su historia se ha distinguido por la tolerancia y el respeto hacia la opinión pública.
La libertad de prensa es un derecho universal y ningún político, ni nadie, puede o debe ponerlo en entredicho. Es deber de todo costarricense rechazar los discursos de odio hacia los medios de comunicación y desaprobar categóricamente la retórica de cualquier gobernante que contribuya a un ambiente de confrontación tendiente a limitar la labor informativa y a debilitar la confianza en la prensa, puesto que esta es un pilar de la democracia. Que nadie se dé por sorprendido, las dictaduras en cualquier parte del mundo empezaron con ataques a la prensa.
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