Un vaso de agua en el desierto de la injusticia

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Un vaso de agua en el desierto de la injusticia
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Las autoridades de la Caja Costarricense de Seguro Social no habían terminado de hacer el anuncio de la ansiada revalorización a las pensiones, cuando ya las personas querían ver los montos reflejados en sus ingresos, la angustia es grande y absolutamente entendible.

Pero el trámite de pago lleva tiempo, con excepción de quienes reciben el monto mínimo, en razón de un tecnicismo, el monto ya se les había reajustado, el resto debe esperar a finales de diciembre para ver reflejado el aumento, en el mejor de los casos, el incremento del 5.9% acordado por la junta directiva de la Caja, integrada por representantes de patronos, trabajadores y estado.

Alcanzar la revalorización, no fue parto fácil, por primera vez en la historia, un grupo de ciudadanos de la población de huérfanos, adultos mayores, viudas, personas con discapacidad, salieron a la calle a levantar la voz para hacerse sentir.

Han pasado varios años, la práctica, en algún momento plasmada en los reglamentos del régimen de Invalidez, Vejez y Muerte, donde cada seis meses un estudio actuarial definía el monto de la revalorización para reajustar la pérdida del poder adquisitivo de la pensiones, simplemente, desapareció o la hicieron desaparecer como por arte de magia, en su defecto, los ajustes quedaban al capricho o la sensibilidad de una junta directiva atosigada de temas, donde brilla por su ausencia un representante de los pensionados.

Los beneficiarios del régimen de pensiones de la Caja Costarricense de Seguro Social, tutelado en la Constitución Política, sobrepasan los 336 mil personas, para ponerlo en una dimensión práctica, imagínese 10 veces el Estadio Nacional con un llenazo de bandera a bandera, de esa magnitud es la legión de personas, tantas veces olvidadas, la mayoría, haciendo malabares para sobrevivir.

Paradójicamente, es el sistema en el que menos le aporta el estado, en contraposición de otros regímenes, por cierto no reconocido en la Constitución Política, algunos con pagos realmente abusivos, ofensivos por ser ajenos a la realidad nacional y a los aportes realizados por sus actuales beneficiarios.

Repetiré hasta la saciedad, el caso de una mujer, ahora cuarentona, quien de niña quedó huérfana de su padre diputado a la Asamblea Legislativa, tiene hijos, compañero, nunca se casó para no perder el beneficio millonario, le es cancelado puntualmente con el aporte de todos, sin embargo, como derecho y justicia, no siempre caminan de la mano, se le debe respetar lo consolidado.

Mientras algunos reciben montos de opíparas pensiones para las que nunca cotizaron, la inmensa mayoría, como se dice popularmente, se la ve a palitos para sobrevivir, ni se diga de las viudas, quienes reciben el monto parcial de lo que le correspondía a su pareja, miles deben agenciárselas  con menos de 100 mil colones.

En materia de pensiones urge pasar de la lengua al bisturí, no basta con la arenga bulliciosa para hacer justicia.

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