¿Qué queremos nosotros: rosas o espinas?

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¿Qué queremos nosotros: rosas o espinas?
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Nadie pone en duda de que la vida está constituida de constantes contratiempos, los problemas van y vienen; sin embargo, tampoco se puede negar que la vida nos presenta múltiples oportunidades de realización y, especialmente, de agradecimiento por lo que nos ha brindado.

De nosotros depende enfrentar la vida con una actitud de pesimismo o, por el contrario, enfrentarla con una buena dosis de optimismo. A lo mejor es difícil, pero lo más sano es, como dicen, popularmente, ver el vaso “medio lleno” y no verlo “medio vacío”.

Ser optimista significa enfrentar los problemas de la vida sabiendo que, con el esfuerzo necesario, vamos a poder solucionarlos y vamos a lograr nuestros objetivos y deseos. Es saber que contamos con la fuerza y la capacidad requeridas para sobreponernos a cualquier dificultad y lograr una vida que, en la medida de las posibilidades, nos acerque tanto a la plenitud como a la felicidad y, además, nos haga apreciar, con mayor conciencia, los pequeños grandes milagros de la vida.

Posiblemente las personas consideren que las bendiciones de la vida deben reflejarse en grandes acciones, por ejemplo, ganarse la lotería, comprar el carro del año, hacer un viaje por varios países, vivir en una zona residencial de lujo, obtener puestos de trabajo de gran reconocimiento social, y no es que esto no sea un sueño válido, el problema radica en que, muchas veces, por concentrarse en estos aspectos nos sumergimos en un mundo de estrés y banal competencia por tener más, dejando de lado nuestra esencia como humanos; es decir, el ser.

No olvidemos que en lo más simple, en lo más cotidiano, se encuentra la magia de la vida, esos pequeños grandes milagros que pueden hacer de nuestra existencia un mejor lugar para vivir, y pueden generar en nosotros, una patente muestra de optimismo.

Pero solo si estamos atentos de lo que pasa a nuestro alrededor, nos podemos dar cuenta de los hechos fantásticos, de los pequeños grandes regalos, que la vida nos da en abundancia, el solo hecho de estar vivo, de saber que contamos con capacidades para nuestro desarrollo personal y metas para nuestro crecimiento profesional, son un buen motivo para seguir nuestros caminos  con optimismo.

Además no podemos buscar grandes milagros si no hemos aprendido a valorar los pequeños milagros que se nos muestran diariamente, eso sería ser muy injustos con la vida. En este sentido, no estaría mal que tomáramos como una máxima las palabras del poeta libanés Kahlil Gibran que decía: “El optimista ve de la rosa, la rosa, y el pesimista ve de la rosa, la espina». ¿Qué queremos ver nosotros de la vida?, ¿rosas o espinas?…

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