Los astros se le están alineando

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Los astros se le están alineando
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El nuevo gobierno es una versión diferente a la de su antecesor, mientras Luis Guillermo Solís Rivera, en el inicio de su gestión volvió la cara para otro lado e ignoró el hueco en el déficit fiscal, el balance entre lo que ingresa y gasta el estado, su sucesor Carlos Alvarado Quesada, parece que  tomó al toro por los cuernos y capote en mano mandó a la titular de Hacienda Rocío Aguilar Montoya, a decirle a los diputados que hay que sacar la tarea.

La medicina propuesta, como corresponde, es respetuosa de los derechos adquiridos, pero aplica el bisturí a los altos salarios del cuerpo gerencial de los bancos públicos, le entra al tema de las anualidades de los servidores del estado, establece una serie de disposiciones resorte del Poder Ejecutivo y pasa la bola a los legisladores, quienes a raíz de situaciones internas del Parlamento y otras de orden político, están en una situación muy distinta a la de hace apenas unos días.

El enfrentamiento a lo interno del Partido Restauración Nacional entre su presidente Carlos Avendaño y el ex candidato Fabricio Alvarado, modificó el decorado del Primer Poder de la República, a lo que se suman las voces disconformes de un sector de Liberación Nacional, ante la posición del jefe de fracción Carlos Ricardo  Benavidez, quien parece aún no asimila las derrotas consecutivas del histórico partido.

Lo que se presagiaba como una agria visita de la señora ministra, una vez expuestos sus argumentos, pareciera en principio sacudió a los diputados, quienes puestos en evidencia que iban por una ruta distinta al sentir del electorado moderaron los señalamientos y le allanan el camino al denominado plan fiscal, cuya factura está dispuesta a pagarla la actual administración, a sabiendas que la receta, por amarga que sea, debe aplicarse al principio y luego en los años sucesivos, al decir de nuestro pueblo se acomodarán las cargas.

Roberto Thompson, diputado por la provincia de Alajuela esbozó un discurso muy distinto al de Carlos Ricardo, en un Liberación Nacional que pareciera desmarcase del concubinato en el que había entrado con Restauración Nacional, agrupación golpeada por prematuras luchas fratricidas que la encaminan hacia la división entre quienes apoyan a Fabricio y los que se sujetan a Avendaño, más curtido en lides políticas, pero con un discurso y acción alejados de los fundamentos del verdadero cristianismo.

Los astros pareciera se le están alineando a la administración Alvarado Quesada y parte del mérito la tiene la mano puesta en timón de figuras allegadas de otros partidos.

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