La descalificación como mecanismo de imposición

En muchas ocasiones hemos hablado de la creciente polarización que se ha apoderado de la sociedad costarricense; algo que, si nos vamos a las redes sociales es mucho más fácil de identificar por el nivel de irrespeto al, que muchas veces,  se llega para acentuar posiciones contrarias o simplemente para ofender y descalificar a la contraparte.

Alguna vez el país de diálogo imperó para buscar la ruta que nos dirigiera a todos hacia objetivos comunes. En los últimos años, sin embargo, la división y la descalificación como mecanismo de imposición han surgido como nuevos “valores” que se cruzan en nuestra cultura. Estar en desacuerdo, en ocasiones se vuelve un deporte extremo y muchas veces se viraliza el odio como forma de confrontación a ideas que no son las nuestras.

Un “nuevo mundo” quiere imponerse en contraposición de las raíces que nos convirtieron en la nación que somos: amante de la paz, de la vida, a la vanguardia de la seguridad social, del sistema de salud y en algún momento hasta de la educación.

De la mano con ello, el tratamiento de ignorantes a quienes piensan diferente al mal llamado “modernismo” o a los nuevos “derechos humanos” se fue imponiendo en nuestro país.

A nivel de política también hemos visto que la división se hace más grande, que la sociedad se va a polos opuestos. No se reconoce la política como el arte que debe estar al servicio del país.

No podemos permitir que Costa Rica se vaya de nuestras manos, si es que ya muchas cosas no se nos escaparon. Es preocupante que no podamos sentarnos en la mesa, aún con nuestras diferencias, sin que el irrespeto salte como argumento.

Costa Rica es más que eso. La libertad de expresión es un derecho que debemos defender, pero esta libertad no da derecho para ofender. Costa Rica no está para dividirse en bandos a ver cuál es el que saca más provecho.

Costa Rica debe recuperar la ruta del respeto, no solo en redes sociales. Deben quedar atrás las manipulaciones y las imposiciones antojadizas de algunos. Graves males nos aquejan como el de la inseguridad o el apagón educativo, el costo de la vida y la inflación, la pobreza o el desempleo. Estos males no reconocen bandos. Estamos en un mismo barco.

Costa Rica debe avanzar en solidaridad, en la búsqueda del bien común, en procura de grandes acuerdos… Todos debemos caminar por la ruta que permita el fortalecimiento de nuestro país, todos podemos aportar.