Dignificante sensibilidad masculina

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Dignificante sensibilidad masculina
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En estos cambiantes tiempos, es básico deconstruir el estereotipo masculino para dar paso a una nueva masculinidad; es decir, donde los hombres puedan libremente expresar sus emociones, llorar sin ser señalados, abrazar y besar a sus hijos sin ser juzgados, aceptar que son vulnerables, atreverse a pedir ayuda y apoyo, participar de un modo más cercano y completo en la crianza de los hijos, ser parte activa de las responsabilidades del hogar más allá del aspecto económico o emplear métodos no violentos para resolver los conflictos.

En este sentido qué conveniente sería que quienes son padres de familia aprovechen este Día del Padre para que, más allá de las tradicionales celebraciones, tomen un poco de su tiempo para reflexionar qué tipo de padre están siendo, qué masculinidad es la que están poniendo en práctica como ejemplo para sus hijos y qué tan cercanos y amorosos son con sus ellos. Y ojalá que esto se haga una práctica permanente.

Recordemos que padre no es quien engendra, padre es quien guía, acompaña, motiva, respeta, dignifica y ama a sus hijos; quien posee una responsabilidad moral, espiritual, intelectual y social para con ellos; quien es partícipe de los sueños, metas y esperanzas de sus hijos; es, sencillamente, emprender, responsablemente, la labor de cultivar en el corazón de sus hijos la semilla de un amor constante mediante una libertaria sensibilidad masculina.

Ahora bien, se debe tener claro que el hecho de que las mujeres sean cada vez más proactivas, no significa que quieran o deban prescindir de la energía, sensibilidad e inteligencia masculina; en este siglo se necesita del concurso de ambos, mamá y papá, en definitiva, apostar por una mayor calidad de vida tanto para mujeres como para hombres.

Sin embargo, el influjo de la cultura patriarcal que es alimentado a diario en la casa, la escuela, el ámbito laboral o por algunos medios de comunicación, constituye la principal barrera para alcanzar esta “sensibilidad masculina”; de ahí que se requiera de un verdadero salto ideológico en la percepción de la virilidad para ascender a una nueva y sana comprensión de las relaciones interpersonales. Ello exige que, de una forma más madura, los hombres se enfoquen a una mayor reflexión sobre lo que, actualmente, constituyen los valores sobre los cuales se asienta realmente el “ser hombre”.

Definitivamente es hora de apostar por un nuevo modelo de masculinidad, basado en la igualdad, la justicia, el respeto, la sensibilidad y la solidaridad, con la convicción de que la consolidación de familias sanas mediante, precisamente, la construcción de padres responsables y entregados, no serán posibles sin la deconstrucción de la jerarquía patriarcal de orden autoritario y la implementación de una patente y dignificante sensibilidad masculina.

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