Construir vidas en lugar de cárceles: ¡en eso creemos!

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Construir vidas en lugar de cárceles: ¡en eso creemos!
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El ejercicio de soñar con los pies en la tierra, nos puede llevar lejos, sobre todo si los sueños se alimentan cuando estamos despiertos y en acción.

Las alarmantes noticias sobre la inseguridad ciudadana; la pérdida de rumbo de la juventud; las garras del narcotráfico y el crimen organizado que hacen de nuestros jóvenes gatilleros a sangre fría; la multiplicación de la pobreza y la extensión de los anillos de miseria; la degradación social; la prostitución; los embarazos en adolescentes; la ausencia de esperanza y la miseria, son, desgraciadamente, el pan nuestro de cada día para miles de jóvenes a lo largo y ancho del territorio nacional.

Esta imagen, nada alentadora, puede verse de dos maneras: desde el terror y la resignación; o desde la acción, en busca de la mejora continua y el cambio.

El Movimiento Cooperativo de Costa Rica decidió, a través de su Asamblea Nacional, apoyar sin miramientos y de forma decidida, a la Asociación Obras del Espíritu Santo, para actuar ya, en nuestro entorno inmediato, en la prevención de un mayor deterioro de nuestra sociedad.

Tanto el Movimiento Cooperativo como el Padre Sergio Valverde y sus aliados en la Asociación Obras del Espíritu Santo, impulsamos una Campaña Nacional en busca de cristalizar la construcción Albergues Juveniles de la Alegría Torres Espíritu Santo.

En esta línea destaca el apoyo abierto y transparente de la Cámara Nacional de Radio, que nos ha abierto importantes espacios como este, para promover el mensaje de apoyo a la campaña que promueve la construcción de estos Albergues Juveniles de la Alegría Torres Espíritu Santo. 

La radio, como medio democratizador de la comunicación, llevará nuestros mensajes de solitud de ayuda, a todos los rincones del país, con el propósito de hacer de estas torres realidad, en un futuro cercano, y así, le podremos dar un espacio seguro a 744 jóvenes en alto riesgo social.

Estos jóvenes, que actualmente viven en centros de cuido y albergues para menores, al llegar a su mayoría de edad, son expulsados a las calles, donde se revictimizan en hogares destruidos, con el peligro de caer en las redes del tráfico de drogas y crimen organizado.

Si queremos realmente promover una solución a la violencia que sufrimos en nuestra nación, es un deber imperante crear la condiciones que, como sociedad, requieren estas jóvenes personas que bien encaminadas, pueden ser gente de bien, productiva de soporte a otras personas en vulnerabilidad.

Lo contrario, es condenarlos a las calles, a la delincuencia, a la marginalidad, a la miseria, y una nación que no cuida de su juventud, es una nación condenada al fracaso. Sabemos que, con su apoyo, y el de toda la sociedad en su conjunto, podremos construir vidas más que construir cárceles y de esta forma, construir entre todas y todos, un país mejor.

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