Comisión Nacional de Rescate de Valores Comunicado al país Un llamado a la reflexión

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Comisión Nacional de Rescate de Valores Comunicado al país Un llamado a la reflexión
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Hace 30 años, un puñado de hombres y mujeres quisieron rescatar a la nación del abismo en que algunos pretendían precipitarla. Hoy, la Comisión Nacional de Rescate de Valores quiere hacer un respetuoso llamado al hombre y a la mujer; a este pueblo que día con día, cumple con la sagrada misión de trabajar, bien en la función pública o en la actividad privada.

Ninguna persona, institución o país puede progresar dignamente sin la vivencia de los valores, pues es a través de ellos que logramos puentes de entendimiento, vernos como personas y unirnos como nación, en busca del bienestar común.

En todo tiempo, pero hoy más que nunca, los costarricenses necesitamos el coraje de la energía moral, como una voluntad común nacida desde el interior de las personas, para unirnos alrededor de aquellos valores fundamentales que permitan la convergencia de la calidad de vida del ciudadano del siglo XXI.

No podemos asumir una actitud complaciente, ni indiferente  frente al desasosiego que con graves manifestaciones sociales, amenaza con destruir nuestra paz social.

 Usted, ciudadano, ciudadana, trabajador, estudiante, consciente de su responsabilidad, debe saber analizar las implicaciones de su conducta, porque sus acciones trascienden, afectan a otros. Sus experiencias cotidianas constituyen el fundamento para la reflexión y el fortalecimiento de los mejores valores humanos.

No podemos vivir al margen de lo que digan o hagan los demás, ni vivir aislados de las causas que están llevando a la descomposición social de nuestro pueblo.

La ética es un asunto humano y su vivencia es un deber. Está impresa en nuestro ADN y modela nuestras conductas desde nuestro ser interior. La ética es algo personal, ya que nos orienta en la reflexión de las decisiones que asumimos, pero,  también es social, al permitirnos construir una convivencia social en libertad. La vida es un crisol de aprendizajes y lo refulgente de cada personalidad se alcanza con la transformación personal.

Se debe hablar siempre con la verdad pero debemos ser moderados al actuar. Nunca debemos herir con palabras, dialoguemos, seamos respetuosos y solidarios. La paz social depende de la justicia y de la alteridad fundamentada en el bien común.

En el momento que decidamos cambiar para que los hombres y las mujeres podamos trabajar o estudiar en armonía, respetando su diversidad, construyendo desde la pluralidad para conseguir la paz social y promover las múltiples características que configuran una sociedad moderna, habremos hecho frente al desafío de nuestra generación y estaremos cumpliendo con la misión de hacer útiles nuestras vidas.

 

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