Agresión, violencia e institucionalidad

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Agresión, violencia e institucionalidad
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Tienen razón quienes temen a los extremismos, estos son muy preocupantes, pero el mayor peligro actual reside en el proceso de destrucción de nuestras instituciones desde adentro por algunos responsables de garantizar la continuidad institucional y el ejercicio democrático en Costa Rica. No debemos olvidar que el respeto entre los costarricenses y sus autoridades y entre ellas mismas es la ruta de tránsito de los grandes logros de país.

Los poderes están diseñados constitucionalmente para construir juntos, nunca para destruirse unos a otros. El modelo de frenos y contrapesos, más actual hoy que nunca, debe de ser fortalecido cada día por los actores políticos del país y jamás debilitado por nadie.

¡Los costarricenses no queremos la destrucción de nuestra república ni de nuestra democracia que tanto ha costado construir! Pagaríamos muy caro por destruir el estado de la legalidad y las instituciones republicanas. ¡Los costarricenses queremos mejoras en nuestras instituciones, desregulación en nuestros procesos, fortalecimiento de nuestras garantías!

Todos los poderes tienen problemas y viven dificultades. Todo puede mejorarse con trabajo y buena fe. Críticas las conocemos, pero y las soluciones, ¿dónde están las soluciones de quienes solo critican? Los Poderes del Estado deben de abocarse a trabajar juntos con espíritu de urgencia para resolver nuestros problemas. Ningún poder debe agredir a otro, ningún poder debe de socavar a los demás. Violencia trae más violencia y esta no construye.

Cuando hay acuerdo los procesos legislativos son muy rápidos y efectivos, pero no podemos esperar en los diputados ausencia permanente de discrepancias. Acuerdos y desacuerdos son lo normal en democracia, es lo esperable. Es inadmisible la fórmula de algunos de usar la mentira, la hipocresía y el doble discurso en su gestión política de minar el parlamento.

No se agrede a personas por pensar diferente, no se agrede a ciudadanos por ser fieles a sus convicciones. No se reciben concordancias de quienes hemos agredido. No se logra unidad nacional dividiendo y polarizando. Destruir, polarizar y desacreditar las instituciones nos lanzará en brazos del extremismo.

Espero que comprendan su papel las autoridades de todos los poderes y que se respeten mutuamente. Espero que la unidad entre funcionarios y jerarcas de los poderes de la república logre sacar adelante su tarea. El que ataca es tarde o temprano, atacado. Estamos para construir no para estarnos atacando. Hay que privilegiar las coincidencias y seguir para adelante. Los ataques propician la violencia. La violencia acaba con la unidad nacional de propósito.

Hay que crear el ambiente y las condiciones de unidad de los costarricenses para construir. El futuro es nuestro si logramos esta unidad nacional y el entendimiento de la conveniencia de metas y objetivos comunes.

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