Democracia y constitución
Terminada la Segunda Guerra Mundial en 1945, Konrad Adenauer, presidente de Alemania, popularizó un lema: “Los unos con los otros y los unos para los otros”. Si en Costa Rica lo pusiéramos en práctica, mejoraría la convivencia, la unión de voluntades, la solidaridad y la creación de un manantial de bienestar para todos. Somos iguales, pero el bienestar no llega a muchos.
Al contrario, las diferencias se acentúan cada vez más. Tales diferencias no se disminuyen con la promulgación de instituciones al amparo de ideologías políticas. En cambio, el incremento de iniciativas privadas contribuye más y mejor a crear oportunidades de trabajo y empleo, no así la sola creación de instituciones públicas. Esto último es una alternativa falsa. Al país le hace falta salir de esos estereotipos más socialistas que democráticos. Debe revisarse la pérdida de libertades impuesta a la iniciativa privada.
El estado debe proteger y promover la iniciativa privada, cuyos intereses benefician el desarrollo de la nación y el bienestar de sus habitantes.
A su vez, en 2018, es de esperar que el voto consolide la v ida democrática; es decir, la libertad republicana consagrada por la Constitución Política. Solo el sufragio de la Carta Magna garantiza las libertades del costarricense. El Estado debe proteger y promover la iniciativa privada, cuyos intereses benefician el desarrollo de la nación y el bienestar de sus habitantes.
A su vez, se necesita una Costa Rica más centrada en una educación dirigida a impartir una pedagogía más acorde con las demandas de los centros de producción, para, así, garantizarse una mayor creación de empleo, no una mayor creación de burocracia. Ya es un exceso contar con 335 instituciones públicas en un país tan pequeño. Es indispensable cerrar ese portillo: un Estado convertido en conculcador de la iniciativa privada y más dirigido a no frenar el desarrollo económico.
Cualquiera que llega al poder, pidámosle que revise estos excesos. Quien aspire al mismo debe tener presente la firme idea de servir, no de servirse del Estado. De aquí nace la importancia del voto, fundamentado en el artículo 93 de la Constitución Política. El partido pasa a ser un auxiliar u organización al servicio del pueblo, del soberano, y el cual partido, al final de la contienda electoral, termina favorecido o desfavorecido con el sufragio que se emitió.
A su vez, en 2018, es de esperar que el voto consolide la vida democrática; es decir, la libertad republicana consagrada por la Constitución Política. Solo el sufragio de la Carta Magna garantiza las libertades del costarricense.
Los comentarios están cerrados.