Que no se nos acorte más la vida

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Que no se nos acorte más la vida
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En Costa Rica tenemos un testimonio maravilloso de los beneficios de llevar  una buena vida. En la Península de Nicoya, que comprende los cantones de Carrillo, Santa Cruz, Nicoya, Hojancha y Nandayure, viven más de 900 personas mayores de 90 años, muchos superan el centenario y están activos y tienen una mente lúcida.

 

Se trata de la quinta Zona Azul del planeta, las otras son Cerdeña, Italia; Okinawa, Japón, Loma Linda, Estados Unidos e Icaria, Grecia.  Recientemente se realizó un encuentro Internacional de Zonas Azules en Nicoya y expertos nacionales e internacionales expusieron sus investigaciones en un foro realizado en la Sede de dicho cantón de la Universidad Nacional. Diferentes estudios indican que los habitantes de Nicoya tienen una alimentación criolla a base de arroz, frijoles, maíz, carne, pollo y natilla, el agua que toman tiene propiedades especiales, realizan actividad física y mantienen una sólida espiritualidad.

 

Las características de cada región del mundo catalogada como Zona Azul son diferentes y propias, pero tienen un  factor en común: la tranquilidad, de hecho todas son zonas alejadas, ninguna ciudad se ha ganado este título, porque la longevidad está asociada al cero estrés.

 

Pero me ubico en el extremo contrario y me pregunto, quienes viven en el Valle Central, quienes deben lidiar día a día con las presas de la Carretera de Circunvalación, de la General Cañas, de la ruta 27; que ven como el reloj no cesa de caminar pero la fila no avanza; y las mentes se ciñen en la llegada tardía al trabajo, al colegio, a la cita médica, en fin, al destino que sea.

 

Ese tiempo que tardamos transportándonos, nos roba horas y minutos de oro que otrora gastábamos en entretenimiento, compartiendo en familia o descansando. El corre corre, el estrés, sumado a los malos hábitos alimenticios  y el sedentarismo, están ocasionando que personas jóvenes presenten males cardíacos, gastritis y otros deterioros en su salud. Además, el estrés, es un enemigo silencioso, y tarde o temprano nos cobra la factura.  Muchos casos de violencia: agresiones, suicidios, nacen en él.

 

Un contraste muy grande en una zona geográfica tan pequeña como lo es nuestro país, en un extremo las personas sobrepasan la expectativa de vida, en otro, la vida ajetreada los consume.  ¿Y por qué no trabajar para que más poblaciones y ojalá todos los ciudadanos, aspiren a una vida como la de los habitantes de la península de Nicoya? Desde la Comisión Costarricense de Cooperación con la UNESCO, insto a las autoridades gubernamentales para que implementen con urgencia medidas que mejoren  la calidad de vida de los costarricenses.

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