Volverán los días…

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Volverán los días…
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Decía el escritor costarricense Isaac Felipe Azofeifa que “nuca se pone más oscuro que cuando va a amanecer”, ciertamente la vida se caracteriza por momentos difíciles, pero si sabemos aprovechar tales circunstancias, perfectamente podríamos extraer grandes lecciones de vida. Por eso hoy, después de esta compleja época que estamos viviendo, podríamos pensar que la vida retomará su curso, a lo mejor no todo será igual, pero deberíamos al menos enfocarnos en aprender algunas lecciones.

Finalmente, volverán los días en se pueda abrazar nuevamente a los amigos, familiares, las parejas…, y las personas se darán cuenta de la cantidad de ocasiones en que se tuvo la oportunidad de hacerlo, pero se prefirió invertir el tiempo en discusiones, críticas, egoísmos e indiferencias…

Volverán los días en que tranquila y agradecidamente se vuelva al lugar de trabajo, y se piense en la cantidad de veces que se renegó por levantarse temprano, por no aceptar los mandatos de sus superiores o por la cantidad de horas trabajadas. Se pensará en que gracias a la vida se tiene un trabajo que brinda sustento mientras, hay tantos que viven sumergidos en el flagelo del desempleo.

Volverá el día de poder disfrutar del sol, del atardecer, de las flores, de la lluvia, del canto de los pájaros…, sin quejas, con paciencia, y la gente se dará cuenta de que estas hermosas pinceladas siempre estuvieron ahí decorando hermosamente nuestra existencia. ¡Será el momento de valorar y proteger más nuestro planeta!

Llegará el día en que el temor a la enfermedad disminuya, y se sea capaz de dar gracias por cada partícula que nos compone, por cada parte de nuestro cuerpo; del don de ver, escuchar, caminar, oler, tocar…, de podernos levantar y acostar con salud; donde se comprenda que nuestro cuerpo y espíritu son templos a los que se deben cuidar y, sobre todo, amar.

Llegará el día en que se normalice la economía y se comprenda que el fin de la vida no es rendir tributo al consumismo y al materialismo; que no se trata de tener, sino de ser. Donde se retorne a los valores, a la riqueza mental y espiritual, con mayor fe y fortaleza, para constituirnos en seres más espirituales, amorosos, solidarios y luminosos.

Llegará el día en que esta crisis sea un recuerdo, ojalá un aleccionador recuerdo, y que no solo signifique que salimos bien librados, sino que realmente hayamos logrado salir siendo mejores humanos; comprendiendo que todos somos parte de este rompecabezas llamado mundo y que la vida debe alejarse de la indiferencia, del conformismo, del irrespeto y de la falta de amor al prójimo. ¡Quiera Dios que así sea lo más pronto posible!

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