Respeto y Educación

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Sin entrar a las razones de fondo, porque es innegable que el sistema educativo requiere de exámenes y exigencia y muchas acciones más para superar el grave parón educativo, lo cierto es que fue muy triste observar el comportamiento de los colegiales que le negaron el saludo al señor Presidente de la República.

Siempre había sido parte esencial de la educación costarricense el respeto a los mayores, a las autoridades y a las instituciones. La malacrianza exhibida y acumulada en unos momentos evidencia la tragedia institucional que vivimos y la necesidad de un compromiso nacional para superar los malos tiempos.

Lo sucedido es una sobredosis de realidad, evidencia de que el estado de la educación es deplorable.  Los hechos fueron simples y claros: el señor Presidente de la República sale de la Casa Presidencial e intenta conversar con unos cuantos colegiales que protestan contra la realización de exámenes y, ante las cámaras y micrófonos, los que están más cerca de él lo contradicen con dicharachos y epítetos irrespetuosos, no dialogan y, para colmo, le niegan el saludo y lo dejan con la mano abierta en el aire. 

Nuestro pueblo repetía con convicción algunos de los destellos de su alma en frases como “pobre pero honrado” y “lo cortés no quita lo valiente”.  Siempre evidenciando en su conducta un marcado respeto a los mayores y a las autoridades. 

El torbellino político y la anécdota cotidiana, la discusión electoral y la litigiosidad que ha invadido algunas áreas del quehacer nacional no pueden apartarnos de los valores primarios de la idiosincrasia costarricense, sobre todo en la forma de cortesía y respeto, aunque sobren razones para discutir y estar en desacuerdo con los modos de acción del Poder Ejecutivo, de los partidos políticos y de las autoridades.

Por ello es menester llamar la atención ante estos hechos, muestra inequívoca de que nuestra sociedad debe retomar el rumbo del respeto, la cortesía y los valores.

Por supuesto que a los mayores, a las autoridades, a los maestros y a las instituciones hay que respetarlas.  Además, en un mundo convulso y complicado es fundamental llevar la cortesía como credencial. 

Respeto y cortesía, asimismo, son muestra de educación, sin lugar a dudas.   La educación debe notarse y las buenas formas y expresiones nunca sobran. No se trata únicamente de que una gota miel puede más que un barril de hiel.  ¡No!  Se trata de que un buen razonamiento, una buena idea, una buena propuesta van de la mano con la razonabilidad y la buena expresión, las cuales implican respeto y cortesía, sinónimo de buena educación.  Y, por supuesto, remarcamos, estas deben darse en ambas partes. 

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