¿Más de 2 mil millones de colones en pruebas FARO?

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¿Más de 2 mil millones de colones en pruebas FARO?
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Estamos en medio de una pandemia mundial y con los índices económicos por el suelo. El Estado hace aguas por todo lado y la sociedad en pleno protesta porque aprecia muy alto el gasto público y pocas oportunidades económicas.

El año lectivo ha sido terrible, a pesar del esfuerzo de los educadores.  Algunas entidades sobre todo privadas y las superiores y con el concurso de los padres de familia, han logrado enfrentar las restricciones y ausencia de presencialidad con el uso de complejas plataformas digitales y vadeando un internet que no siempre se desempeña bien, el gobierno no parece tomarse serio la Internet 5G.  Se sabe de educadores que de su propio peculio financian guías y fotocopias para paliar las limitaciones de la administración pública. 

La prensa abunda en noticias de faltantes presupuestarios para enfrentar los problemas de la infraestructura de la educación pública.  Se sabe de miles de estudiantes que no han aparecido en el año escolar.

Las autoridades de educación decidieron eliminar, nuevamente, el examen de Bachillerato.  Ahora promueven las pruebas FARO, vendidas con el nombre de fortalecimientos de aprendizajes para la renovación de oportunidades.

Un gordo fondo constitucional no ha servido para subir el desempeño de la educación pública y así lo demuestran las pruebas PISA  de la OCDE.

Los padres de familia y la Universidad Nacional se oponen a la realización de estas pruebas por la irregularidad del curso y porque sus resultados no serán certeros y pueden afectar a los estudiantes.

Es cierto que Sócrates expresó que “una vida sin examen no merece la pena ser vivida”, pero estamos seguros que no pensaba en las pruebas FARO y su propósito de recolectar información diagnóstica del nivel de desempeño en habilidades y aprendizajes esperados como una nueva forma de evaluación ajustada a la transformación curricular.  Con su mayéutica se habría burlado de esta jerga cuasiprofesional.

Es indiscutible que Sócrates pensaba en algo más serio y concreto y no en una forma de dilapidar más de dos mil millones de colones en “hojas lectoras”, más de mil millones entre primaria y secundaria, cuadernillos más de 300 millones, consultorías más de mil cincuenta millones y contratación por excepción de la UCR más de doscientos millones. 

¡La Verónica no está para tafetanes!

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