Las cosquillas

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Las cosquillas
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A mi la verdad, no me gustan mucho las cosquillas, pero hoy vamos a hablar sobre ellas,

Hay personas que apenas las tocan se sueltan a reír y hasta retorcerse, porque son muy sensibles a famosas cosquillas, otras no tienen casi sensibilidad, pero ¿qué son las cosquillas y porqué se producen?

 Para empezar, vamos a diferenciar dos tipos de cosquillas, las que se producen cuando, por ejemplo, una pluma roza nuestra piel o un insecto corretea por ella. Este tipo de cosquilleo no nos suele hacer reír, sino que es una reacción natural de nuestro cuerpo que nos alerta de una posible picadura, por lo que la reacción más habitual a este estímulo es sacudir o frotar la zona con la mano.

El otro tipo de cosquillas son más intensas y que suelen producir carcajadas en la persona, se diferencian porque no nos las podemos hacer nosotros mismos, sino que solo surgen si nos las provoca otra persona. Este tipo de estímulo es sobre el que nos vamos a centrar para conocer por qué reacciona nuestro cuerpo como lo hace y algunos otros aspectos que quizás no se haya detenido a pensar acerca de esta incontrolable sensación.

En cuanto a las funciones de las cosquillas existen diferentes teorías, una de ellas es que gracias a este estímulo podríamos aprender desde pequeños a proteger las zonas más frágiles de nuestro cuerpo y que coinciden que son las más sensibles al cosquilleo, como el cuello o las costillas, por eso cada vez que nos las hacen tendemos a encogernos y ponernos en posición fetal.

Algo muy interesante que encontramos es que recientes estudios científicos demuestran que las costillas constituyen una parte importante del juego, de manera que, cuando se hacen la persona, no sólo intenta escapar y reír, sino que procura devolverlas. El proceso de dar y recibir cosquillas obedece a una especie de programación neurológica que establece vínculos personales.

Un grupo de investigadores suizos analizó si las cosquillas son involuntarias y después de analizarlas con un escáner cerebral vieron que al recibirlas se activaba la corteza somatosensorial, que es la encargada, entre otras cosas, de las sensaciones del tacto; y también se estimulaba el hipotálamo, lo que significa que éstas son totalmente instintivas, como una especie de reflejo que activa esa parte del cerebro encargada, entre otras cosas, de las acciones de huida y lucha.

Conmigo que ni lo intenten. Las cosquillas no son para mi.

Bueno, amargazón, vámonos a la pausa.

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