La mujer del César no debe ser solo honrada, debe aparentarlo

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Hay actuaciones que uno puede entender, otras que se pueden justificar en virtud de algunas circunstancias, pero hay otras que no se entienden ni se justifican.

El tema de que el gobierno haya ocultado inicialmente el costo de la negociación con la empresa Pfizer es simple y sencillamente absurdo y lo es más el que haya querido justificar tal ocultamiento indicando que se debió a que existía una “cláusula de confidencialidad”.

Particularmente, no creo que una empresa como Pfizer “exija” tal cláusula. Y aquí debo indicar que me surge la inquietud de si ¿Sería que nuestros negociadores solicitaron tal cosa? No encuentro la razón para ello y mucho menos cuando el dinero que se utiliza es de fondos públicos y esto obliga a la transparencia inmediata y se debe dar razón hasta del último céntimo o centavo invertido.

Eso es de lógica, eso es de “primer grado” en materia de administración pública, no puede haber gastos con fondos públicos y que se aplique la confidencialidad, son cosas contrapuestas.

Podría eventualmente haber un interés público en mantener negociaciones privadas o expedientes privados, mientras se logran los propósitos y, porque hacerlo público, pondría en peligro la negociación o investigación, pero en este caso de Pfizer no existe nada de eso.

El principio básico de toda administración pública es la rendición de cuentas, la transparencia y era incómodo, molesto y hasta irrisorio escuchar y ver el esfuerzo de algunos funcionarios públicos tratando de explicar y mantener ese ocultamiento. Esas acciones lejos de generar lo que urge que es confianza, producen mucho mayor incertidumbre y desconfianza en cuanto al manejo de los recursos públicos  durante esta pandemia. 

Al final se impuso lo que era lógico y transparente, pero el daño a la imagen y a la confianza ya se había causado. Torpes decisiones muy posiblemente de tecnócratas o intelectuales pero no de políticos que saben su oficio: servir con transparencia e integridad y sin temor a que se sepan las cosas porque se hacen bien. La prensa cumplió su papel. 

Dios quiera y entiendan las autoridades que hoy, el ocultar acciones y actuaciones, en materia de administración pública es un delito y que se violenta la Constitución Política y eso no se debe permitir.

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