John Fetterman

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Las elecciones de medio periodo en los Estados Unidos dejaron varias sorpresas, entre ellas la elección de John Fetterman como senador del Estado de Pensilvania.

Fetterman es un hombre de más de dos metros, amante del rock, con varios tatuajes, chiva larga, rapado, que tiene pinta de todo, menos de un político tradicional… y no lo es.

El nuevo senador derrotó por más de tres puntos a su rival republicano, el reconocido doctor y presentador televisivo Mehmet Oz, sí, el DR Oz, y asumirá su cargo en su nuevo puesto el 3 de enero.

 Pensilvania, el quinto estado más poblado de Estados Unidos, es el único que ha cambiado un senador republicano, por uno demócrata en unas elecciones que miden muchos aspectos de la política estadounidense.

Pero volvamos a Fetterman, quien con una prolífica carrera académica, que incluye un máster en Harvard, comenzó en la política en 2006 como alcalde de Braddock, un pueblo de unos 2.000 habitantes caracterizado por los bajos niveles la marginalidad y la segregación racial.

 En esta etapa ya este personaje despuntó como un político inusual: vivió por varios meses en el sótano de una iglesia que luego convirtió en centro comunitario, y fue arrestado por atrincherarse en el emblemático edificio Steel de Pittsburgh para protestar por el cierre de un hospital.

En su brazo izquierdo exhibe en gran tamaño un tatuaje con el código postal del Braddock y en el derecho las fechas de nueve homicidios ocurridos allí durante su etapa como alcalde.

 Su inconfundible aspecto físico y los programas de reinserción juvenil que impulsó en su comunidad, que incluían proyectos artísticos y culturales, le sacaron del anonimato al atraer la atención de medios internacionales; el diario inglés The Guardian, lo llamó «el alcalde más ‘cool’ de Estados Unidos».

La defensa de la salud pública, la legalización de la marihuana, la subida del salario mínimo, el derecho al aborto y la reforma del sistema penal han sido las principales banderas de este político etiquetado como progresista, pero que por alguna razón, tiene popularidad entre los votantes más conservadores.

 A la espera de conocer estadísticas más detalladas, analistas estadounidenses creen que la clave de la inesperada victoria de Fetterman ha sido su capacidad de simpatizar con las clases trabajadoras, y más en concreto con los obreros estadounidenses de raza blanca.

Además de sus propuestas este político moderno viste casi siempre en la ropa casual, casi nunca se le ve en traje, y aplica su tono directo y cercano con el público. Es decir, se olvidó de las poses y las formas para dejarse ver más cercano a la gente.

 Tal vez sea una lección para más de algún interesado en hacer carrera política en Costa Rica.

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