Gestión pública

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Todos tenemos vivencias, anécdotas y calentones de cabeza con el servicio de las instituciones del estado. Si no fuera por el buen funcionario público muchas veces saldríamos frustrados por dicha gestión nuestra y la respuesta de las instituciones.

El estado no es un fin en sí mismo. Su existencia se justifica en función de los buenos y útiles servicios prestados a los ciudadanos. El estado no es una herramienta de generar empleo que no sea necesario ni útil. El estado muchas veces se comporta como si la sociedad en pleno estuviera sujeta a éste y viviera en función del mismo. Es el estado quien sirve a los ciudadanos. Los ciudadanos no son esclavos del estado para ser exprimidos por este de todo cuanto tienen. El estado en una sociedad no puede ni debe aplastar a sus ciudadanos.

El cálculo político ha hecho a presidentes y diputados muchas veces ignorar y desatender las soluciones indispensables a nuestros problemas por razones electorales e ideológicas.

Ni somos eficientes ni somos eficaces en la utilización de nuestros recursos. La escasa eficiencia en la gestión estatal ha hecho que los gastos del gobierno sean dos veces sus ingresos. La eficiencia prevaleciente ha hecho que debamos gastar mucho más que otros para lograr menos que aquellos.

El país debe de hacer un esfuerzo magno para determinar cuáles instituciones y servicios aún se justifican. Las instituciones no fueron construidas para siempre y hay que cerrarlas al término de su vida productiva. ¿Para qué conservar instituciones y gastos inútiles?  Por conservar el pasado estamos dejando de construir el futuro del país.

¿Qué país deseamos a 5 o 10 o 15 años? ¿Qué características deseamos que éste tenga? Claro para construir y diseñar y conducir ese cambio inmenso requerimos presidente y diputados de primera.

Debemos enfocarnos como país a transformar el funcionamiento de la administración pública en una maquinaria precisa.

¿Cuál será la solución a nuestros problemas? Es más eficiencia y más eficacia del estado en su gestión, desregulación, simplificación, más funcionarios íntegros, profesionales, y una Contraloría mucho más acuciosa. El que mucho abarca poco aprieta. La simplificación del estado y su mejora en la gestión son prioritarios.

Más eficiencia, mejor gestión, más fuerte, más decisivo en sus acciones, más pequeño, más solidario, así debe de ser nuestro aparato estatal. El estado debe de ser reformado y el país ansioso espera la exposición de las ideas de los candidatos a diputado y presidente en esta campaña.

El país debe de modernizarse, el país debe de actualizarse y los servicios del estado deben de ser de calidad mundial, deben de transformarse en factores de competitividad para Costa Rica, no en carga muerta.

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