FARO: Una traición a la infancia costarricense

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FARO: Una traición a la infancia costarricense
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Los niños de primaria en nuestro país, de forma personal, han sido sometidos a elaborar las pruebas FARO, creadas por el Ministerio de Educación Pública. Esto implicó sacrificar horas de estudio y trabajo de los docentes, para pasar al siguiente ciclo académico.

Sin embargo, después de realizadas las dichas pruebas, se descubre que este proyecto intelectual era un instrumento para recoger información privada de los niños y sus familias. Dejando como consecuencia grandes sentimientos de frustración, impotencia, e indignación ante el atropello a sus derechos como niños.

Nadie se podía imaginar que algo así sucedería en las aulas escolares. Se trata de una traición elaborada con detenimiento en cada una de las preguntas del cuestionario en el área socioeconómico. Ni siquiera se preocuparon por utilizar un lenguaje infantil, acorde al ciclo evolutivo de los once años.

El Gobierno nos ha traicionado, agrediendo y abusando de nuestra población más inocente y vulnerable. No hay forma de justificar, ni de perdonar a las personas responsables de haber creado, participado, y aprobado acciones contra niños. Inaceptable por otro lado, abogar inocencia e ignorancia, dado lo elaborado del documento.

Por eso, si un Ministerio comete acciones indebidas, lo esperado es que la autoridad máxima del Poder Ejecutivo, reprenda y actúe de inmediato para corregir y ayudar a las víctimas.

Sin embargo, la respuesta desde la Presidencia, al menos hasta cuando escribí este comentario, ha sido, prácticamente de indiferencia. Faltó dar una disculpa y explicación clara a los niños y sus familias. Además que digan por qué los utilizaron de esta manera tan irreverente e irresponsable.

No basta con cambiar de puesto a jefaturas, para arreglar el problema y seguir como si aquí nada pasó. Acciones así crean reacciones violentas en las familias motivadas a defender a sus hijos. Además en los niños y jóvenes dejaron desconfianza, poca credibilidad en sus autoridades educativas y políticas.

Ojalá que con esta lección social rescatemos el amor al estudio y obligado respeto para todos los estudiantes.

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