Está en nuestras manos fortalecer nuestra democracia

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Está en nuestras manos fortalecer nuestra democracia
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Dado que la democracia es un régimen político para hacer efectiva la soberanía nacional, lo correspondiente sería activar el protagonismo político de la ciudadanía en la definición del interés nacional; es decir, la participación en lo que se constituye como poder público y poder del Estado.

Recordemos que la participación ciudadana implica que todas las personas entendidas como sujetos con capacidades, derechos y deberes, puedan involucrarse en el quehacer gubernamental fomentando la transparencia, eficacia y eficiencia de los servicios y políticas públicas.

En este sentido, hay que tener claro que cuando se habla de participación ciudadana se refiere a la oportunidad de que, en el marco de la acción gubernamental y los procesos públicos, los individuos, de manera responsable, civilizada y ética, aporten opiniones y propongan acciones concretas para decidir mejoras en los asuntos de interés colectivo.

Esto es un hecho profundamente democrático, porque al enfatizar la participación ciudadana como el desarrollo de capacidades para incidir, en forma individual o colectiva, como clientes, consumidores, sujetos portadores de derechos, se está hablando de un cierto campo que se le arrebata al monopolio de los partidos políticos, ya que la participación ciudadana no es reducible a una sola dimensión, el ciudadano tiene una dimensión de elector; pero también como ciudadano es vecino, es contribuyente, es usuario, es opinión pública y, como tal, puede y debe exigir sus derechos.

Por ello cada vez se vuelve más imperioso que la ciudadanía ejerza su derecho de tener injerencia en las políticas de Estado, respecto de las cuales es, finalmente, el beneficiario directo; pues, sin duda, hay que mirar la ciudadanía en relación con la modernización del Estado y con un nuevo concepto de lo público y lo privado.  Esto exige, a la vez, una nueva actitud del Gobierno en la medida en que debe ser más abierto y receptivo a los reclamos e iniciativas sociales, en suma, un sistema gubernamental cuya posición ejerza un liderazgo firme, incluyente y democrático.

En todo sentido, lo que el país requiere es una activa, propositiva y sensata participación ciudadana, la cual, mediante mayores concertaciones, establecimiento de compromisos, negociaciones transparentes y políticas incluyentes, creen un clima propicio para las propuestas y el debate de programas de acción que nos vuelvan a encaminar a la conquista de una sociedad al servicio de la justicia y la paz.

¡No lo olvidemos!, construir una nueva y mejor etapa de la historia costarricense está en nuestras manos. Hoy, como ciudadanos, es el momento para comenzar a actuar de manera diferente porque nada justifica que aleguemos desconocimiento, actuemos con apatía y nos neguemos a tomar las acciones correspondientes para fortalecer nuestra democracia.

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