Elecciones 2022, ruleta rusa o sabia decisión

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Elecciones 2022, ruleta rusa o sabia decisión
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El próximo seis de febrero del 2022, a los costarricenses una vez más, nos toca ejercer el derecho democrático de elegir al nuevo equipo político que gobernará y decidirá, el destino socio económico, social, educativo, cultural, comercio exterior, relaciones internacionales y la seguridad de Costa Rica.

Aunque el término democracia sigue siendo ambivalente, en vista de que la voluntad del pueblo no siempre se cumple y terminamos siendo manipulados  por un grupo de políticos que se aprovechan, hoy sí y mañana también, del conformismo e impotencia de los electores. Esto quiere decir, que esta “democracia participativa” no necesariamente garantiza nada y que en esta oportunidad, al igual que la anterior, la segunda ronda es inminente.

Para este nuevo episodio político electoral, tendremos nada menos que a 32 aspirantes a ocupar la “silla caliente”. Evidentemente, la abundancia de partidos se debe a la incertidumbre y al descontento que vivimos la mayoría de costarricenses. a causa de los problemas económicos, el trastorno educativo, la crisis terrible social en mucho producto del desempleo, kis estragos del Covid 19 y otro no menos importante, la atención médica en hospitales y clínicas de la Caja Costarricenses del Seguro Social que, detrás de la mampara de la pandemia, se han dejado de atender a pacientes con otros padecimientos.

Ahora bien, como dice el famoso bolero interpretado por Felipe Pirela, la historia vuelve a repetirse, y han aparecido caras nuevas y otras muy añejas pero persistentes que siguen ofreciendo la ceca y la meca.  Ante este panorama, saltan a mi memoria las palabras del Apóstol Simón Pedro, en el Evangelio de Juan, capítulo 6, versículo 68 cuando interpela a Jesús y le pregunta: Señor, ¿A quién iremos?…  

Las promesas de campaña son múltiples, pero peligrosamente son las mismas palabras gastadas de otrora; argumentos casi erráticos que comprueban y evidencian el desconocimiento total de algunos candidatos de la complicada problemática nacional, que se encuentra al rojo vivo y requieren ser aplacados de inmediato. Algunos aspirantes definitivamente no ofrecen soluciones claras y confiables, en definitiva…  ¿A quién le creemos?

El refrán de San Francisco de Sales nos advierte y nos  pone en aviso, cuando nos indica que: “El camino hacia el infierno está lleno de buenas intenciones”.

En esta ocasión no cometamos, otra vez, el error de votar por el “menos malo”, o el “más simpático”; votemos por la persona que reúna los requisitos comprobados de valentía,  responsabilidad y honestidad, pero sobre todo, una persona que sea leal y que no vaya a pisotear el juramento dispuesto en el Artículo 11 de la Constitución, como otros aborreciblemente lo han hecho.

Necesitamos del próximo gobernante, sea hombre o mujer, un compromiso serio y que verdaderamente,  cumpla fielmente los deberes de su cargo, por su bien y por el Costa Rica.

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