El traje nuevo del emperador

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El traje nuevo del emperador
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En estos días escuchamos con alegría  programas relacionados con la navidad que se acerca, los villancicos y cuentos clásicos tan esperados por niños y adultos nos llenan de emoción pues presagian las celebraciones de esta época navideña.

Uno de estos cuentos clásicos que nunca falta en los programas navideños es: El Traje Nuevo del Emperador del escritor y poeta Hans Christian Andersen, nacido en Dinamarca. Este cuento trata de la soberbia y la arrogancia de un emperador vanidoso que le encantaban los trajes y ahí destinaba toda su fortuna para ser el centro de atención, vistiendo siempre las mejores prendas a cualquier precio hasta que un día unos impostores se aprovechan de sus ansias desmedidas de lucir siempre  mejor  y le  hacen  creer que  le  pueden diseñar  un costoso traje con la “tela más extraordinaria del mundo “, que además era  especial porque se volvía invisible a ojos de los necios  y  de quienes no  merecían estar en sus cargos.

Fue así como sus dóciles lacayos a quienes el emperador enviaba uno tras a otro a fiscalizar el proceso de confección del nuevo traje, por el miedo también de él mismo de no poder ver el traje en su proceso de confección y resultar entonces no ser dignos del cargo, simulaban por el mismo temor no ver dicho traje y hasta lo describían como un  único y maravilloso.

Todo su séquito  complaciente aplaudió y fingió ante el emperador quien fingiendo también ver el traje desfiló con su supuesto traje hasta que la voz de la verdad de un niño lo dejó en evidencia cuando gritó : ¡Pero si está desnudo! lo cual de seguido el pueblo también gritaba lo mismo, aun así por su gran orgullo el emperador,  que ya en ese momento sabía que el pueblo  tenía  razón,  continuó con su desfile. 

Este cuento  nos  debe llamar a la reflexión ya que muchas veces, sucede en la vida real; por un lado, la  arrogancia, la soberbia y vanidad de alguien con poder y por otro, el temor y la complacencia de  los otros, que por miedo a no encajar, a perder sus puestos o posiciones, aun sabiendo que ese  alguien está equivocado , se adhieren sin chistar, simplemente, le siguen la corriente y le alimentan su ego con lisonjas, para conservar  sus cómodos estatus sin importar las consecuencias, tal cual como sucede en esta  historia del Traje  Nuevo del Emperador.  

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