La verdad de los cuentos de hadas

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La verdad de los cuentos de hadas
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Todos hemos soñado con los cuentos de hadas y princesas, donde la pobre protagonista sufre por causa casi siempre de alguna bruja; luego encuentra el amor y la salvación en los brazos de un galante príncipe, por lo general de color azul.

Eso suena muy lindo… Demasiado lindo, para ser verdad.

Lo cierto es que las historias de muchas princesas de cuento tienen su origen en versiones mucho más crueles y oscuras.

Con su permiso, vamos a arruinarle algunos cuentos popularizados por Disney, como el de la Cenicienta, por ejemplo.

En este momento le recomendamos alejar a sus hijos pequeños de la radio.

La historia de la Cenicienta, creada por los Hermanos Grimm tiene todos los componentes de la película: una Cenicienta, dos hermanastras, una madrastra, un padre y un príncipe. Pero en la versión original las hermanastras están verdaderamente locas. Cuando viene el príncipe con el zapato de Cenicienta, una de las hermanas se corta el dedo gordo para poder ponérselo, mientras que la otra se corta un pedazo de su talón. El príncipe al final se da cuenta del engaño porque ve que el zapato está lleno de sangre.

En el caso de la Sirenita, la situación es aun peor. En el cuento, escrito por el danés Hans Christian Andersen, Ariel, sufre mucho desde el principio hasta el final. Primero, cuando llega a su mayoría de edad, su abuela le pone ocho ostras en la cola, que le muerden causándole un tremendo dolor. La sirenita le dice a su abuela que le duele, pero su respuesta es: “El orgullo debe aguantar el sufrimiento”.

En segundo lugar, la bruja del mar puede darle a la pequeña sirena piernas humanas, pero le asegura que cada paso que dé en la tierra se sentirá como si estuviera caminando encima de navajas afiladas.

Y una tercera historia que no es tan linda como nos la pintaron..

Se trata de Blancanieves, otro cuento de los Hermanos Grimm, en este caso el final es muy distinto al que todos conocemos. En la versión original, la bruja es invitada a la boda de Blancanieves y el Príncipe Azul, eso sí, ella no sabía quienes eran los contrayentes. Cuando llega, es obligada a ponerse unos zapatos de hierro al rojo vivo y bailar con ellos, hasta que cae muerta.

Mejor quedarnos con las historias de Disney, ¿cierto?

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