Las características de un estado moderno

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Las características de un estado moderno
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Aunque seamos un país con una superficie territorial terrestre pequeña pero si contamos al mar territorial, tenemos el tamaño de Alemania, Costa Rica no es la finca de nadie y la clase política tradicional tiene que entenderlo. Por esto, el nuevo gobierno, deberá demostrar que no es clientelista, que toma decisiones independientes y que comprende cómo definen los expertos a un Estado moderno y por qué es importante que todas las decisiones que se tomen, tanto a nivel de gobierno como de la Asamblea Legislativa, se enfoquen en este nuevo concepto.

El autor estadounidense y uno de los politólogos más importantes y respetados en la actualidad Francis Fukuyama, indica que un Estado moderno debe tener cuatro elementos estratégicos: Debe ser capaz, impersonal, bien organizado y autónomo, lo cual quiere decir que el Estado moderno no es la finca ni el patrimonio de unos cuantos, sino que pertenece a todos.

Una forma de reforzar al Estado moderno es a través de la aplicación y respeto del Estado de Derecho, que como bien indica Fukuyama, implica que todos estamos sujetos al imperio y aplicación de la ley, independientemente de quién seamos y cuán poderosos económica y políticamente seamos. En un Estado moderno la clase política no es la dueña de un país, el Estado no es su patrimonio y responde ante el electorado cuando no hace las cosas bien. Por ello, a quienes asumirán los distintos cargos políticos a partir del próximo primero y ocho de mayo de dos mil veintidós, les debe quedar claro que deben servir al pueblo y no servirse de sus puestos.

En consecuencia, un Estado moderno debe actuar con un poder de infraestructura, entendido como aquel poder que tiene la habilidad de crear y ejercer de manera legítima las normas legales; así como, de proveer bienes y servicios públicos de calidad, tales como la educación, la salud y la seguridad.

El señor Presidente electo don Rodrigo Chaves Robles ha hecho bien en señalar que buscará a los mejores talentos para que sirvan al país, dejando de lado las rencillas políticas de la campaña e incluyendo a diversos actores; por lo que, él tiene una gran oportunidad de lograr que Costa Rica se convierta en ese Estado moderno donde esos cuatro elementos de la capacidad, la impersonalidad, la organización correcta y la autonomía, sean los principios que guíen la función pública y sean el norte de su próxima Administración.

El trato igualitario implica que a todas las personas debe tratárseles por igual y como seres humanos, sin clientelismo político alguno y menos amiguismo, prácticas empleadas por gran parte de nuestra clase política tradicional por varias décadas.

La evidencia demuestra que cuando hay compadrazgos y clientelismos, el campo es fértil para que surja la corrupción y cuando esto pasa los estados  y la democracia misma se rezagan, porque las personas dejan de confiar en sus gobernantes, en las instituciones y peligrosamente hasta en el sistema democrático.

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