Aniversario 34 de la Proclama Presidencial de la Neutralidad

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Aniversario 34 de la Proclama Presidencial de la Neutralidad
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Se festeja hoy con un acto solemne en el edificio Cooperativo en San Pedro, 34 años de la Proclama Presidencial de la Neutralidad Perpetua, Activa y No Armada. Es la celebración cívica de una efeméride esencial en la trayectoria pacífica que nos caracteriza como pueblo. Tres son las estaciones de nuestro camino hacia la paz. Primera, la disolución constitucional del ejército como institución permanente, en 1949. Segunda, la proclamación de la neutralidad en los conflictos armados de otros países, en 1983. Tercera, el reconocimiento por ley de la república del derecho ciudadano a la paz, en 2013. ¡Dichosa la madre costarricense que sabe que su hijo al nacer, jamás será soldado!

 

El presidente Luis Alberto Monge Alvaréz personificó las esencias más puras de nuestra patria, cuando declaró la paz al mundo. “Una política de paz es el imperativo ineludible de la hora actual”, dijo don Luis Alberto en el Teatro Nacional, ante representantes de todas las naciones. “Toda política exterior y toda política de seguridad tienen que estar al servicio de esta idea. Una política de paz es la verdadera y única política de nuestra época”.

 

Sus compatriotas estamos entristecidos, pues el presidente Monge traspasó el umbral de la eternidad hace casi un año ya. Este es el primer aniversario de la Proclama Presidencial de la Neutralidad, sin su presencia física. Sus compatriotas sentimos gratitud por su vida generosa y desolación por su ausencia. Pero nos queda su legado patriótico, su ejemplo de campesino con hondo arraigo en el suelo, sus anhelos por una política constructiva sustentada en el amor al prójimo.

 

La voz augusta del Papa Francisco nos advierte que una tercera Guerra Mundial está en marcha por partes, mediante crímenes, masacres y destrucciones de toda índole. Es un conflicto global, azuzado por intereses espurios como la codicia, y permitido por la indiferencia moral que consintió las atrocidades del pasado. La guerra es una locura alimentada por la avaricia, la intolerancia y la ambición de poder. Su Santidad denuncia el guerrerismo de las estrategias geopolíticas, y de la industria armamentística corrompida por la especulación bélica.

 

El Santo Padre alienta ahora, como en su tiempo lo hizo el presidente Monge, a que la violencia ceda paso al diálogo, que las fuerzas opuestas dejen de lado los intereses particulares y se preocupen para que cada ciudadano, perteneciente a cualquier etnia o religión, pueda cooperar en la edificación del bien común.

 

Quiera la Providencia que pronto se escriba la biografía de don Luis Alberto Monge, el presidente de la república de origen más humilde que ha tenido Costa Rica. Los valores y las virtudes que inspiraron a este hombre bueno en sus luchas por la paz, la libertad y la justicia, son lecciones vivas de ciudadanía activa para las nuevas generaciones.

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