Verdad, unidad y justicia

Conviene ser conscientes de ser ciudadanos pertenecientes a una democracia republicana. Lo primero es saber que la democracia no se cuida sola; está sujeta al poder de un enemigo casi invisible: la indiferencia y el desinterés. Está pendiente del respaldo cívico y de una convivencia fraterna y fundamentada en la armonía y la paz. No obstante, el individualismo nos ha desunido: vivimos como si hubiésemos caído en un pozo rodeados de desconocidos. Por el contrario, no abriguemos ese individualismo separatista: seamos luchadores victoriosos y útiles al conglomerado de la patria. Esto es lo que el pueblo necesita en cada comunidad por pequeña que sea.

Las 330 instituciones públicas mas las 82 municipalidades, pueden ser más pródigas en obras y en el aprovechamiento del tiempo. Asimismo, deben incrementar el bienestar y la paz del país. Unas y otras pueden ser instituciones más eficientes, si se lo proponen. Así lo disponen la Ley de la Administración Pública y el  Código Municipal. Todo depende del empeño en hacer bien las cosas. Tengamos mayores deseos de verdad, de unidad y de libertad republicana, dirigidas a mejorar la convivencia, familiar y social. A todos nos corresponde velar por el progreso de nuestro régimen democrático.

Lo democrático no solo lo definen los verdaderos políticos, también los ciudadanos conscientes y preocupados por el progreso de su país.

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