Una juventud olvidada

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Una juventud olvidada
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Quienes ya hemos vivido algunos años podemos decir que nuestra juventud permanece casi olvidada. Comencemos por el aporte de los medios de comunicación: novelas, sucesos de muertes y atropellos, huelgas, renuncias y nombramientos, presas de automóviles y buses, descarrilamiento de trenes, requisitos burocráticos, partidos de futbol y alegatos de arbitraje, lentos avances de proyectos públicos, riesgosos circos taurinos, asaltos de furgones, balaceras de narcotraficantes, sicariato, secuestros, violaciones de mujeres y niños, el abominable crimen del feminicidio, y cien cosas más. Este es el trasfondo de nuestra convivencia nacional.

Y aunque los medios de comunicación están para informar, una luz lleva a buen puerto: editoriales, entrevistas y reportajes y valiosas colaboraciones de escritores. Pero en cuanto se refiere a la juventud, el vacío de actividades se ahonda. Sería importante y de fácil ejecución realizar debates y conversatorios en colegios y universidades para mejorar la adquisición de conocimientos, habilidades intelectuales y vocabulario. Llevemos a la juventud un abanico de ocupaciones: lectura, música, arte, pintura, historia patria, actividad física, excursiones a parques nacionales, danza, idiomas, teatro…

Abandonemos el mundo de las excusas y la desesperanza, por lo que se dirá: la universidad de Costa Rica informa que estudiantes de tercer año de carrera cuentan con apenas 350 palabras, mientras que estudiantes españoles de tercer año cuentan con 3500 palabras. Surgirán excusas y explicaciones. Desgraciadamente tan comunes en nuestro entorno. Abandonemos ese mundo siempre engañoso.

Nuestra convivencia en libertad puede y debe ser más enriquecedora y asequible. Se hace indispensable otorgar más becas a estudiantes distinguidos de diferentes partes del país. En Estados Unidos, por ejemplo, se conceden becas a deportistas de diferentes lugares de la nación. Nada impide que aquí se haga lo mismo. Esa persona favorecida acumula una disciplina personal que le permitiría obtener una carrera universitaria. Además, es un ejemplo para otros estudiantes. Becas y carreras son ejemplos estimulantes. Si hay empresas que ya lo hacen, también existen personas con recursos que podrían hacerlo y contribuir a la felicidad de muchos hermanos carentes de recursos económicos, pero responsables y empeñosos.

Salgamos de la rutina y construyamos un país nuevo y más feliz. La juventud se lo merece.

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