Origen de los aplausos

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Origen de los aplausos
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Seguramente muchos de nosotros hemos estado en medio de una ovación de aplausos, una de las formas humanas más evidentes para mostrar agrado hacia algo.

Pero se ha preguntado de dónde surgió la tradición de aplaudir?

Pues a nosotros sí. Y por eso nos pusimos a averiguar sobre este tema y llegamos hasta sus raíces, que se remontan miles de años atrás, allá, por nuestras primeras civilizaciones.

Debemos indicar que no se sabe exactamente cuándo la gente empezó a aplaudir para expresar entusiasmo y aprecio tras un espectáculo.

Pero los aplausos se mencionan en la Biblia como una forma de mostrar alegría y adoración. Incluso es probable que los antiguos egipcios también hayan utilizado los aplausos de la misma forma.

Sin embargo, la práctica de aplaudir tras una obra de teatro o un discurso parece haber despegado en la Antigua Roma. En ese entonces, las obras de teatro incluían la palabra «plaudite» al final de las escenas. Ese es el origen de la palabra «aplauso».

Para los líderes romanos, los aplausos también servían para para medir la popularidad, similar a una encuesta en tiempos modernos o a un «me gusta» en las redes sociales.

Algunos hasta pagaban para recibir aplausos más fuertes, algo así como pagar publicidad. Por ejemplo, Nerón aparentemente gastaba parte de su dinero para que 5.000 soldados aplaudieran durante sus comparecencias.

Y la práctica se fue haciendo más común, en el siglo 16 se popularizaron aplaudidores de contrato, quienes recibían algún reconocimiento, para aplaudir al final de un espectáculo.

Las investigaciones señalan que el aplaudir es fácil para los seres humanos, hace suficiente ruido, y no está mal visto, como si lo es silbar o gritar, por lo que ha sido aceptado socialmente para mostrar apoyo hacia algo o alguien

Otro elemento particular de los aplausos es que es algo como contagioso. Una persona empieza a aplaudir y otras la siguen hasta conseguir que todo el público haga lo mismo. Esto muestra que existe algo de presión social para unirse al aplauso, aunque no se esté tan de acuerdo con el motivo.

Fuente BBC MUNDO

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