Los privilegios y las gollerías de unos pocos frenan el desarrollo y el bienestar

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Los privilegios y las gollerías de unos pocos frenan el desarrollo y el bienestar
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Ningún país puede avanzar hacia el desarrollo y una mejor calidad de vida si tiene que llevar a sus espaldas privilegios para unos pocos. El costo de estas abusivas e injustificadas concesiones hace que los ingresos fiscales resulten insuficientes para satisfacer eficazmente las necesidades del resto de la sociedad.

Los privilegios, la alcahuetería y la corrupción son tres columnas que nos impiden, en forma adecuada y al ritmo necesario, desarrollarnos y obtener mejores índices de desarrollo humano, para superar la crisis y lograr estabilidad económica y avances en seguridad, salud, educación y muchas áreas más.

El también tener que mantener a cargo del presupuesto nacional esas pensiones de lujo, que algunas además se van sucediendo entre familiares; es decir, que son casi que eternas, es una injusticia y un acto de corrupción enorme, contra quienes pagamos impuestos. Pagar una pensión a quien no ha hecho nada para recibirla, es inaceptable y una aberración jurídica, que debe desterrarse ya.

Otra desgracia ha sido los famosos “bonos” y otros ofrecimientos. El clientelismo político y recientemente el populismo, producto de la ambición de poder de los politiqueros, los llevaron a ofrecer de “gratis” bonos para esto y bonos para aquello. Esto creó una clase social atenida a lo regalado y por ende a no esforzarse y esto se fue enseñando a los niños y jóvenes, que de igual manera  aprendieron a hasta a exigir sin dar nada a cambio. Esta carga es insostenible para el Estado. Al igual que lo es el mantener en instituciones públicas a cientos y quizá miles de funcionarios que lamentablemente no hacen nada.

Y como si todo eso no fuera poco, nos hemos llenado de corruptos y por ello la corrupción anda galopeando prácticamente por casi todas las instituciones públicas y ya hemos sabido que por muchas privadas también. La corrupción hace más onerosa cualquier obra pública y por ende hace que el desarrollo social y económico sea más lento o casi nulo.

En nuestro país, con todas esas concesiones abusivas, la alcahuetería y la corrupción, poco podremos avanzar. Deben haber decisiones fuertes y comprometidas, patrióticas y efectivas para acabar con eso y generar otras oportunidades reales para el desarrollo.

Tenemos las condiciones geográficas, naturales y humanas para tener un gran desarrollo, pero esa carga y ese lastre poco permiten hacer, máxime si se les une a esas lacras, la indiferencia e indolencia de un pueblo adormecido y al que  pareciera que le “vale un pito” lo que suceda con el país.

Dios quiera que las autoridades de los tres poderes de la República se decidan tomar decisiones eficaces por el bien del país y especialmente para beneficio de las nuevas generaciones y además que este pueblo despierte de una vez por todas y exija y denuncie lo incorrecto, lo indebido; solo así comenzaremos a transitar por la senda del verdadero desarrollo humano, económico y social.

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