Libertad de opinión y democracia

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Este mundo está envuelto en vicios que pueden convertirse en males esclavizantes que no queremos combatir: Poder, dinero, sensualidad, infidelidad, etcétera.  En cambio, tendemos a olvidar el bien y la paz, que se conquistan día a día. El precitado combate es propio de un perfil humano poco cultivado. Olvidamos ser personas, no objetos de placer. Por el contrario, ambicionemos producir mejores frutos, no arbustos secos. Desgraciadamente, media un menosprecio del tesoro de la vida. En verdad, se trata de vivir decentemente.

Hoy se habla de calidad de vida, pero se hace poco por engrandecerla. Siempre puede exigirse más. No es girar en torno a sí mismo, sino enriquecer la vida personal y hacer patria.

El artículo constitucional número 28, el de la libertad de opinión, no es para denigrar o insultar a la gente, sino para encaminarse hacia el bien y la paz, y nunca para cometer delitos, ni bajarle a nadie el piso, como se dice en Costa Rica. No olvidemos lo esencial: ser personas. Esto se aprende desde el hogar y se continúa viviendo en la vida cívica. Vuelvo a decirlo, se convierte en un medio de hacer patria.

Falta citar un instrumento complementario e introducido para bien y uso de todos los habitantes del país: el Estado de Derecho, creado para resolver cualquier asunto legal.  Dicho recurso no puede faltar en todo régimen abiertamente democrático. Debemos empeñarnos en que se mantenga íntegro, sin reformas innecesarias.  Como sabemos, lo bueno debe perdurar. Cuanto podemos intentar consiste en convertir la libertad de opinión aludida en instrumento para defender el honor ajeno.

Hizo muy bien el legislador en incorporar el artículo 28 en la Carta Magna, una de las constituciones más prestigiosas del mundo. Así deseamos que se mantenga. Solamente puede aceptar mejoras, no reformas antojadizas. Esta es una mala costumbre del costarricense, en vez de tener un espíritu crítico constructivo, que cada día hace más falta.

Continuemos defendiendo vivir en democracia. Esto es lo nuestro.

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