La ideología sobre el sentido común

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La ideología sobre el sentido común
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Los diputados en la Asamblea Legislativa aprobaron una ley para reducir las jornadas laborales que fue pensada para el momento y sin trámites burocráticos, pero el Poder Ejecutivo, guiado por lo que pareciera ser más ideología que sentido común, ha impuesto una serie de requisitos que no venían en la Ley 9832, la ley de reducción de las jornadas laborales, los cuales lejos de ayudar a la causa más bien perjudican.

Muchos empresarios están teniendo que vender todo, casas, carros, terrenos, para poder pagar las nóminas porque, contrario a lo que algunos en el Ministerio de Trabajo y Seguridad Social puedan pensar, la mayoría de los empresarios sí se preocupan por sus trabajadores.

La Asamblea Legislativa promulgó una ley sin trámites ni requisitos excesivos pero el Ministerio de Trabajo incluyó en el reglamento a esa ley condiciones absurdas, como que los trabajadores nombren a un representante, aportar datos que la ley no contempla y, fieles a la tradición de trámites excesivos, ciertos funcionarios incluyen requisitos a diestra y siniestra, sin entender que la ley fue una Ley pensada para que tanto las empresas, así como los puestos de trabajos, sobrevivan al largo plazo.

Es muy fácil sacarse requisitos de la manga cuando se tiene un salario seguro, pagado por los contribuyentes. La realidad de los empresarios en este país no es la de estafadores o evasores de impuestos, como algunos fundamentalistas ideológicos los han querido presentar, sino la de negocios que sobreviven día a día, a “coyol quebrado, coyol comido”, como dice el dicho popular, y que no tienen los lujos de ciertos asalariados en el sector público.

Si la religión es el opio del pueblo, como diría el infame Marx, entonces el odio al empresario es el opio de los socialistas. Curiosamente, al igual que hiciera Marx con uno de sus amigos al cual dejó morir, algunos funcionarios guiados por la ideología, pero no por el sentido común, quieren dejar morir a Costa Rica, para luego irse fuera del país a organizaciones no gubernamentales y vivir de fondos internacionales, similar a lo que Marx hizo viviendo a costas de su amigo Engels.

Costa Rica es una y los empresarios forman parte de Costa Rica. Es a través de la empresa privada que se genera la riqueza y más del 80% de las fuentes de empleo. El Estado, en cambio, lo que hace es arrebatar la riqueza y no distribuirla como se debe, a pesar de que el artículo 50 de la Constitución Política ordena el más adecuado reparto de ella.

No estamos para ocurrencias de funcionarios cegados por el fundamentalismo ideológico. Necesitamos sacar adelante al país y esto no solo lo hará el sector privado sino también el público. Si ya hay una ley que tiene lo necesario, no hace falta agregar más. Aquí no aplica el dicho de que “mejor que sobre y no que falte” sino más bien el de “no me ayudes compadre”.

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