La crisis sanitaria no solo ha provocado el aislamiento no solo personal

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La crisis sanitaria no solo ha provocado el aislamiento no solo personal
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Las tiendas y fábricas, las plantaciones y empresas están parcialmente cerradas. Centenares de miles de personas han debido escoger entre ganarse la vida y evitar el contagio. El turismo y los servicios se han paralizado debido al cierre de fronteras, la suspensión de vuelos y las limitaciones de circulación que prevalecen en el país.

En estos momentos la población consume sus reservas de efectivo para comer y comprar cosas absolutamente indispensables. En estos momentos las empresas sin ningún ingreso ni venta se encuentran pagando sueldos, electricidad, agua, teléfonos, alquileres y otros pagos con los pocos recursos disponibles o con uso de préstamos hechos para tal efecto.

Levantadas las restricciones, el restablecimiento del comercio, de la producción y de la exportación no será inmediato, ni a los niveles alcanzados previos a la crisis. El pago de sueldos, impuestos, cargas sociales, deudas e intereses de préstamos volverán a surgir y no serán pocos los que cerrarán sus puertas para siempre. Empresas grandes y antiguas, empresas pequeñas y nuevas así como emprendimientos recientes cerrarán sus puertas inevitablemente.

No es el momento de más impuestos, ni de más cargas, ni de más recortes. Si las empresas se gravan más en momentos, que no generan ingreso y van a cerrar por centenares. Por lo tanto, es de esperar que el desempleo crezca y que la recaudación fiscal se desplome. Es momento de que las altas autoridades busquen la retroalimentación de toda la sociedad sobre cómo hacer para evitar una debacle económica, que termine creando una gran crisis social.

Es evidente que desamarrar la tramitología es imperativo para lograr que las empresas, los trabajadores independientes, los profesionales y los emprendimientos nuevos que inicien puedan fácilmente producir, emplear, vender, exportar y generar el crecimiento necesario para que el país pague su parte de la cuenta de esta pandemia.

No podemos olvidar que es el sector privado el que genera el pago de los salarios y prestaciones públicas. Somos los costarricenses quienes con nuestro consumo e impuestos a nuestro ingreso sufragamos los costos del estado.

Algunos costarricenses buscan afanosamente el regreso a los sistemas proteccionistas, sí, a la Costa Rica de los años sesentas. El proteccionismo empobrece a los que menos tienen. Lo que no nos desarrolló antes en el proteccionismo no nos desarrollará ahora. Crecer el estado tampoco es solución ya que sería una carga inaguantable para los productores y emprendedores sobrevivientes.

Requerimos de un estado y de una administración pública muy eficientes. La recuperación económica debe nacer del equilibrio y con gran humanidad y tacto deben de irse resolviendo con pragmatismo los problemas de todos y cada uno de los trabajadores y de los productores.

La pandemia la habremos de superar y es menester que la crisis económica y el costo de la pandemia no nos hagan morir de hambre a todos. Por lo que con humanidad, generosidad y sentido de solidaridad juntos deberemos de abordar la solución a estos problemas.

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