La batalla contra el COVID19

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La batalla contra el COVID19
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Hoy nuestro país se enfrenta a una batalla sin cuartel contra un virus que ha ido mutando. Hoy ante este combate desigual, diría que esta batalla por la salud del país se va a decidir no en los hospitales y curaciones, no en el número de unidades de cuidados intensivos sino en detener o reducir la velocidad del contagio con vacunación masiva.

La velocidad de contagio es mayor que la velocidad de salida de las unidades de cuidados intensivos, es mayor que la recuperación de los pacientes en los hospitales. Si no detenemos el contagio, si no reducimos la velocidad del mismo, no habrá hospital, ni UCI que alcancen.

La vacunación es de una trascendencia mayúscula por lo que el país debe de todas maneras vacunar las veinticuatro horas del día todos los días de la semana. La vacunación debe de ser desarrollada por todas aquellas instituciones públicas o privadas que puedan inyectar.

El suministro de vacunas debe de agilizarse de manera dramática. La llegada de vacunas chinas y rusas, británicas y alemanas, norteamericanas o de la India debe de permitirse y el presidente de Costa Rica debe mandar desamarrar todas las regulaciones, reglamentos, trámites y barreras mentales que estén siendo frenos para la importación, distribución y aplicación de las vacunas. Las reglas de la normalidad no son las de las crisis.

Es claro que los procesos de vacunación masiva deben de contar con el multiplicador de la alianza público privada. Miles de farmacias privadas deben de sumarse. Miles de empresas deben de vacunar a sus trabajadores en el puesto de trabajo.  Todas las comunidades donde la infección ha mostrado la mayor virulencia deben de atenderse con espíritu de urgencia. Distritos y pueblos completos, casa a casa deben de vacunarse. En los distritos críticos el movimiento de personas debe de reducirse a un mínimo.

Si el suministro de vacunas de una de las farmacéuticas es limitado abramos el mercado y procedamos a vacunar en gran escala.

El vehículo de infección es el individuo, el transmitirá la misma y sufrirá de las consecuencias de la enfermedad. Una persona de cualquiera edad enferma ocupará cama y los casos más severos unidades de cuidado intensivo. 

El contagio debe detenerse allí en el vehículo del virus. Es el individuo el que es el vehículo del virus y del contagio. En todas las personas y con espíritu de urgencia debe de detenerse el virus y el contagio. Los distritos, cantones y provincias con problemas de infección más importantes deben de ser prioritarios en vacunación y en medidas estrictas que limiten la movilización personal atendiendo sus necesidades. La batalla contra el COVID19 se gana en el contagio.

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