Impuesto mínimo global

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Impuesto mínimo global
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Un grupo de 130 países acordaron el jueves pasado reformar el sistema fiscal global para garantizar que las grandes empresas «paguen lo justo”, dicen ellos, dondequiera que operen.

La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), a las que nos unimos recientemente, fue la entidad que dirigió las conversaciones, y el jueves primero de julio informó que los negociadores habían un impuesto mínimo de un 15% para las grandes empresas.

Este acuerdo, que en otros momentos hubiera imposible de imaginar contó con el apoyo de los representantes del 90% del producto interior bruto a nivel mundial. Entre ellos se encuentran China y Estados Unidos, así como el resto de potencias europeas, También lo suscribió Costa Rica, siendo esta una de las primeras participaciones del país en la OCDE.

Ahora tocará afinar los detalles de cómo implementar la medida, por lo que se calcula que la puesta en marcha de este nuevo modelo de fiscalidad global ser verá como dentro de año y medio, es decir, en 2023.

La idea de que existe un «impuesto mínimo global» es detener la competencia entre los países por ofrecer impuestos cada vez más bajos a las grandes corporaciones.

Quienes promueven esta medida señalan que es una manera de homogeneizar el sistema tributario internacional, evitando que las corporaciones cambien sus operaciones de un país a otro en busca de mayores ventajas.

Pero no todos están de acuerdo con regular a nivel global los impuestos que pagan las multinacionales. No pocos especialistas defienden las políticas de atracción de inversiones, basadas en reducir impuestos, como es el caso de Irlanda, país al que le ha ido muy bien con esta medida y que se negó a formar el acuerdo. 

Esto es importante, ya que 9 de los países que iniciaron las conversaciones sobre la reforma tributaria global, no firmaron el acuerdo, y si bien hay propuestas de “castigar” a estos países de alguna forma, algunos expertos, no creen que exista un acuerdo para fijar esas sanciones.

También es importante aclarar, y con esto cerramos, que, aunque los gobiernos acuerden una tasa mínima impositiva, pueden crear otros incentivos para atraer a las empresas a su territorio, como exenciones, subsidios, créditos o cualquier mecanismo que al final de cuentas favorezca que esas grandes empresas inviertan en sus países.

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