Gobernar en democracia

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Gobernar en democracia
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Los electores costarricenses, luego de años de frustración, furia contenida y resentimientos acumulados, han votado ya tres veces por un cambio. Pareciera que los electores no quieren oposición, que quieren soluciones prontas sin darse cuenta que estas soluciones son construcciones de gobierno y de oposición de manera conjunta. Con frecuencia los costarricenses procuran y desean que el gobierno de su preferencia política y que ellos eligieron no tenga oposición.

Muchas veces los partidos que procedieron con moderación en sus planteamientos alternos a los del poder ejecutivo son castigados por sus propios partidarios que deseaban oposición frontal.

Entendámonos bien, la oposición en democracia es natural al sistema, es congruente con los individuos que guardan opiniones diferentes y es excepcionalmente conveniente para todas las partes.

 La oposición constructiva y deseable da a conocer una respetable perspectiva de un sector de la población y de la preferencia de un grupo de costarricenses al poder ejecutivo.

Una sociedad sin oposición no es democrática. Una sociedad con una sola opinión, la del líder, no es democrática. Una oposición destructiva y de total bloqueo no es democrática. Una sociedad que no es democrática no la queremos los costarricenses.

Sin oposición seria no hay forma de que sobreviva la democracia. Sin oposición constructiva no hay manera de que las libertades públicas se preserven. Sin oposición la sociedad tendría una visión sesgada de las preferencias políticas del país. Oposición constructiva y democrática es decir no, pero proponer alternativas y trabajar para lograr llegar a un final feliz en el proyecto analizado a votarse. Tenemos que conocer, respetar y comprender a quienes prefieren y piensan diferente.

La oposición política en democracia es el alma del sistema ya que coincidencias y discrepancias son naturales a todo grupo humano. Suprimir las discrepancias es suprimir la libertad y eso es aún peor. En una sociedad libre a una propuesta siguen siempre y surgen tarde que temprano múltiples contrapropuestas.

Libertad de pensamiento, de opinión, de prensa y de expresión fortalecen la oposición política y la defensa de las tesis y propuestas del gobierno. La lucha por tanto no es vencer o destruir al adversario sino convencerlo. Convencer, persuadir, escuchar y respetuosamente discrepar o asentir es lo conveniente dentro del sistema democrático de opinión en una democracia abierta y deliberante.

La prensa es generalmente de oposición en las sociedades democráticas. La prensa es de gobierno en las sociedades totalitarias. En una dictadura los medios aplauden no critican. La prensa de oposición fortalece al sistema y ayuda a encontrar fallas y mejoras al gobierno.

Que la libertad siempre prevalezca, que la libre emisión del pensamiento se fortalezca para que siempre la democracia sea la que exista en nuestro país.

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