Fulano, Zutano y Megano

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Fulano, Zutano y Megano
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Seguro usted ha escuchado y hasta utilizado la expresión: quién es ese fulano?

Con Fulano, muchas veces también andan: Zutano, Mengano y Perencejo, pero… ¿De dónde surgieron esos nombres para referirse a personas que no conocemos? Hoy se lo vamos a contar.

Se supone que La palabra fulano proviene del árabe fulān que quiere decir “persona cualquiera”. Por su parte Mengano también proviene del árabe y su significado es ‘quien sea’

Zutano muy posiblemente surge de la palabra latina scitānus, que significa “sabido”. No se sabe bien por qué se añadió dentro del grupo de los desconocidos, pero ahí está presente.  

Perencejo o perengano en otros países, parece ser es una palabra más reciente y la de menos uso de todas ellas. No se han encontrado raíces en otras palabras antiguas o en otros idiomas, lo que hace pensar que puede ser una combinación que se realizó del apellido Pérez con la palabra mengano.

Recordemos que también están extendidas las formas diminutivas: Fulanito, Zutanito y Menganito.

¿Y qué me decís del tal “Perico de los Palotes”?

Te tengo una respuesta: el Término Perico de los Palotes, muy usado en España y Sudamérica. No se sabe a ciencia cierta de dónde proviene, pero se han encontrado referencias en España al chico que precedía a los Pregoneros tocando el tambor con dos palos. Los pregoneros eran personas que al toque del tambor daban a conocer al pueblo las disposiciones oficiales.

Las primeras referencias a Perico el de los Palotes las encontramos en El tesoro de la Lengua Castellana escrito a principios del siglo 17 por Sebastián de Covarrubias. Palotes era la forma en que se llamaban a los palos con se golpeaba el tambor.

Según Covarrubias, Perico era una forma de decirle a una persona como “”tonta o boba”. Así que la expresión más o menos hacía referencia al «bobo» que tocaba el tambor y que estaba detrás del pregonero, que era quien efectivamente se quedaba con el sueldo y las propinas para ambos.

En El tesoro de la Lengua Castellana se explica que esta expresión se empleaba para mostrar indignación de una persona por el trato recibido, por ejemplo así

«¿Qué pasa?, ¿que acaso soy Perico el de los palotes?

Exacto.

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