El Tiempo es una bendición… bienvenido 2024

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El Tiempo es una bendición… bienvenido 2024
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El tiempo es oro. Frase que siempre hemos escuchado de nuestros mayores, pero, cuando somo jóvenes, sin experiencia, no siempre comprendemos. Suele decir mi padre una frase de Carlos Gardel, “Sentir que es un soplo la vida,  que veinte años no es nada”. Y no lo entendía hasta que cumplí esa edad. ¡Sí…y se fue el tiempo muy rápido!

El tiempo es lo más precioso en la vida. No tiene inicio o final. Nadie lo puede crear, pero si se puede deteriorar, si lo desperdiciamos. Es el umbral dimensional donde todos vivimos y aunque intentamos medirlo, lo hacemos desde la perspectiva antigua del “Kronos”, tiempo medido de manera cuantitativa; pero no del “Kairos”, según los griegos, medida cualitativa del tiempo.

Tal vez por esto, cada fin de año, muchas personas entran en conflicto y sienten nostalgia de que pasaron 365 días y no cumplieron sus sueños, metas, anhelos. Otros más bien, perdieron algo; tal vez un ser querido, un amigo, un trabajo, algún bien. Desde esta perspectiva, se vale sentir cierta tristeza. Pero el tiempo de calidad que perdemos, no lo mesuramos de manera consciente. Tan solo hay que preguntarle a una persona de la tercera edad si desearía más tiempo o a un enfermo terminal.

Esto nos debe hacer reflexionar al terminar un año más. Debemos valorar cada día que nos brinda el Creador. El salmista escribió en su Salmo 39: “Hazme saber, Señor, mi fin, y cuánta sea la medida de mis días; sepa yo cuán frágil soy. He aquí, diste a mis días término corto, y mi edad es como nada delante de ti; ciertamente es completa vanidad todo hombre que vive»

Por eso, seamos conscientes de la dicha de vivir, de tener salud, de disfrutar estos días en familia, con amigos e incluso, cambiar nuestra actitud ante la vida. Aprendamos a perdonar a nuestros ofensores. Ayudemos al necesitado. Disfrutemos nuestro trabajo en lugar de quejarnos. Agradezcamos más y quejémonos menos. Aprovechemos cada oportunidad que nos brinda El Señor. Sepamos ser resilientes, para aprovechar lo mejor de la vida y a aprender de lo peor.

En este fin y principio de año, meditemos en las cosas de valor, pongamos nuevas metas, bajemos esos kilos de más, pero también reduzcamos la “grasa mental”, para que los próximos 365 días crezcamos como personas, atesoremos la experiencia, como quién cuida sus bienes y seamos más prósperos, pero, sobre todo, espiritual y emocionalmente.

Al final, la vida es muy breve y como decía el salmista: “Mis días son como sombra que se alarga; y yo me seco como la hierba”.  ¡Aprovechemos el tiempo!

¡Que Dios bendiga a Costa Rica este 2024!

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