El Síndrome del SAPO

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El Síndrome del SAPO
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Es frecuente hoy  día encontrar en los diferentes ámbitos ya sea políticos, profesionales, laborales y familiares muchas dificultades para llegar a entendimientos, conciliar posiciones, lograr acuerdos y tender puentes, parece más bien que se  vive constantemente en una lucha por no ceder en posturas y así aparentar  una demostración de  falso poder,  que a la postre  impide  analizar  ideas y valorar objetivamente propuestas que en ocasiones dependiendo de quien sea el proponente, se descalifican a priori y  como consecuencia se provoca que prive  lo particular ante el interés colectivo, obstaculizando a la vez el crecimiento y desarrollo de una empresa, de una organización, de una institución, de las personas, de la sociedad o de un país en general.

Uno de los grandes responsables de estos comportamientos es el denominado Síndrome del SAPO que comprende por sus siglas cuatro flagelos que pueden llegar a consumirnos: La Soberbia, la Arrogancia, la Prepotencia y la Obstinación, cuatro rasgos de personalidades de mucho cuidado por el daño que pueden llegar a causar.

La plataforma de formación y crecimiento para personas y empresas Saskia de Winter Training indica que ese síndrome suele presentarse en todos los niveles  describiendo así a cada uno sus componentes: 

Soberbia: Sentirse superior o mejor que los demás, lo cual genera rechazo y distanciamiento.

Arrogancia : Actitud de alguien con la autoestima inflada, cree que merece más derechos y privilegios que los demás.

Prepotencia: Actitud de quien pretende imponer su poder o autoridad sobre otros para obtener un beneficio en lo individual y lo hace abusando de esa autoridad.

Obstinación: Esa persona terca que se encierra en su propia opinión y no escucha ni atiende las ideas de otros.

El  Síndrome del Sapo donde sea que esté presente es muy peligroso pues provoca que una persona no admita sus errores y menos aún ofrezca una disculpa ya que considera  que sería rebajarse, no pide ayuda ya que su arrogancia y ego inflado le hacen  creerse  superior y el centro del Universo; tampoco cede en sus posturas ya que solo prevalece y valora sus propias ideas.

Ese síndrome impide avanzar,  repercute en forma muy negativa y puede llegar a desestabilizar cualquiera de los ámbitos donde se manifieste. Puede impedir el crecimiento de una sociedad, de un país, como el nuestro, que hoy más que nunca requiere, por parte de quienes formulan y de quienes ejecutan las políticas públicas, de humildad para escuchar a los demás, de valentía para disculparse,  de visión para valorar todas las propuestas cualquiera que sea su ponente siempre y cuando estas sean para mejorar y primordialmente requiere de mucha sabiduría para no dejarse guiar por el Sindrome del Sapo.

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