Dios, amor y felicidad

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Dios, amor y felicidad
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Dios, amor y felicidad, no son simples ideales inexistentes, como algunos han querido hacer ver y promover una existencia vacía, sin un más allá. El amor proviene de Dios para que la humanidad sea feliz, brillante, profundo y verídico, además sustenta la esperanza para recorrer un sendero de amor, felicidad, luz y paz,

La felicidad no es perenne, la felicidad es efímera, y no la compra el dinero; la felicidad son aquellos instantes fugaces, plenos y valiosos, que colman de alegría el corazón, la mente y el espíritu, instantes que se viven con amor, con los cinco sentidos, con pasión y en paz.

La felicidad se comparte, se contagia y se expresa a los cuatro vientos, ella es tan breve, que a veces pasa desapercibida, por desvivir la existencia tras lo material, detén la carrera por alcanzar metas, dinero y éxitos, “el éxito no es la felicidad, la felicidad si es el éxito”.

Disfrute de la salud tesoro invaluable, de la literatura edificante, de la buena música, del sol, de la brisa que refresca y mece las ramas de las arboledas, detén la carrera y disfrute del cariño que emana de los seres queridos y amistades, disfrute del canto de las aves, de las frescas aguas del cristalino manantial.

Disfrute del esplendor de valles, montañas, playas y ríos, cuida los ecosistemas, sobre todo disfrute de servir y hacer el bien al prójimo, con aquel amor que proviene de Dios. Un alto en el camino es necesario para tomar la decisión más importante de la vida, la cual es, “ser feliz”, aún en medio de la adversidad. 

La felicidad es una decisión personal, de nadie más depende, para así disfrutar de cada amanecer que Dios brinda a la humanidad. Creer en la existencia del amor es vivir el presente con alegría, caridad, fe en Dios, ilusión, optimismo, honestidad, respeto al prójimo y a la vida en todas sus manifestaciones.

El amor es complemento perfecto de la felicidad, sin amor la felicidad no sería el anhelo de la humanidad. El amor se vive hoy, se recibe hoy, se entrega hoy, sin postergar para un mañana incierto que no se sabe si vendrá, el amor no es un intercambio de amor por amor.

El amor nace en la conciencia y en el corazón, con el único propósito de entregar al prójimo. Quizás el amor pueda que duela cuando se espera recibir y no se recibe, dar sin esperar recibir no duele, al contrario, causa satisfacción, felicidad y no se guardan falsas expectativas.  Si en el surco que deja el arado, se siembra la semilla del amor, abonada con la fe en Dios, aunque crezca la cizaña, se recogerán dulces frutos al ocaso de la jornada.

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