Derribemos las Barreras, no solo las de cemento
Hola… ¿tenés un minuto? No, no, tranquilo. No te voy a vender nada. Solo… quiero que pensemos en algo juntos.
Mirá, esta semana es la Semana de los Derechos de las Personas con Discapacidad.
Y… yo sé. A veces uno oye la palabra «discapacidad» y como que se incomoda, ¿verdad? Como que no sabemos bien qué decir, o qué hacer. Y al final, por pura incomodidad o por no saber, mejor vemos para otro lado.
Pero hoy no te quiero hablar de esa palabra. Te quiero hablar de Personas.
Te quiero hablar de tu vecina, esa mamá increíble que anda buscando trabajo, pero le cierran la puerta una y otra vez… solo porque usa una silla de ruedas. O del chiquillo ese que va en el bus con vos, el que está lleno de ideas y se muere por ir a la U… pero la U simple y sencillamente no está lista para él.
¿Ves? Te hablo de derechos. Derechos que vos y yo… damos por sentados.
El derecho a estudiar. A tener un trabajo. El derecho a salir a la calle sin miedo, a ir al cine, a enamorarse. El derecho a que te traten… pues, como a una persona. Con respeto.
El lema de este año lo dice todo, y es que no puede ser más claro: «Respetando los derechos humanos derribamos barreras».
Y es que las barreras… uff. Las peores no son las de cemento, no es solo la rampa que falta o el semáforo que no suena.
Las barreras más duras de romper las tenemos aquí….. en la mente. Y aquí….. en el corazón.
La barrera de la lástima… esa mirada de «pobrecito». La barrera de la indiferencia, la de hacer como que no existen. Y la peor de todas: la barrera del prejuicio, esa que nos hace pensar «seguro no puede» antes de dar la oportunidad.
Cada vez que asumimos lo que alguien puede o no puede hacer… estamos poniendo un ladrillo más en ese muro.
Pero… ¿sabés qué es lo bueno? Que, así como construimos esos muros, los podemos botar.
Vos y yo. Hoy mismo.
No se ocupa ser un experto, se ocupa ser gente. Se ocupa ser humano.
Botamos barreras cuando saludamos de frente, sin miedo, con naturalidad. Cuando tenemos paciencia si alguien necesita más tiempo para decir algo. Cuando, en lugar de compadecernos, preguntamos: «¿Ocupas apoyo?».
Botamos barreras cuando en el barrio, en el trabajo, en la familia, exigimos las mismas oportunidades para todos. Cuando vemos el talento… no la etiqueta.
Yo te invito a que esta semana, solo para empezar, mirés diferente. A que escuchés diferente.
Acordate que un país que nos incluye a todos, es un país más fuerte. Punto.
Al final del día, ¿qué queremos todos? Lo mismo. Una oportunidad. Solo eso.
«Respetando los derechos humanos derribamos barreras».
Empecemos hoy. ¿Te apuntás?
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