De la democracia griega a la costarricense

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En la Grecia antigua, aquella de Homero y Hesíodo, Sócrates, Platón y Aristóteles, el ciudadano selecto formaba parte del Estado, no así los demás, de cuyo estamento social provenían también los esclavos; pero de su cultura proviene el Estado moderno. Hoy, siglos después, todos los mayores de edad (en nuestro país a los 18 años) forman parte del mismo, y hoy, en nuestro medio esos mayores reciben tratamiento especial, sin pertenecer, necesariamente, a la cúpula política, pues no son ciudadanos selectos. En esto se ha avanzado mucho. En cuanto a tratamiento especial, consúltese el artículo 51 de la Constitución Política. También ha contribuido a este  proceso de enriquecimiento el Derecho Romano.

Se dice pronto este avance, pero ha costado siglos de luchas, fracasos y victorias. Hoy ya no se habla de simples habitantes; se habla de personas. Se habla de vida humana o de humanidad. Por tanto, de libertad responsable, de derechos civiles, etc. Por ejemplo, nuestra democracia independiente comenzó en 1821 con Juan Mora Fernández. Dos virtudes ciudadanas se desprenden de este proceso histórico: gratitud y correspondencia. Tales virtudes cívicas se sintetizan así para el ciudadano responsable: votar. Es una forma de retribuir los beneficios recibidos de este proceso histórico. También tengamos presente la intromisión ideológica en el mundo actual. Se trata de hacer creer que las leyes civiles, las emitidas por el Estado, modifican las leyes de Dios y de la Iglesia. Lo explica así Amadeo Fuenmayor, profesor universitario español: existe “(…) la creencia de que las leyes civiles  han cambiado porque han cambiado las leyes morales; y que, por tanto, lo que acaban de permitir las leyes del Estado queda, por eso permitido también, de ahora en adelante, por las leyes de Dios y de la Iglesia.

Esta desviación ideológica se debe a la falta de formación, por lo menos en este campo, pues la mayoría de la gente no se interesa por estudiarla. Así es como se van perdiendo principios y valores que mejoran la convivencia, la justicia y la paz. Asimismo, vamos cayendo en una sociedad imbuida en una libertad permisiva, a veces carente de responsabilidad personal y de buenas costumbres. No obstante, hoy tenemos como centro del Estado a toda persona mayor de 18 años. Este avance comenzó por influencia de la cultura griega. Gracias a ese pensamiento original hoy gozamos de una democracia abierta, plural y de un Estado libre de derecho. O sea, de una democracia fundamentada en la libertad y en el pueblo.

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