¿Cómo queremos que sea nuestro próximo Presidente de la República?

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¿Cómo queremos que sea nuestro próximo Presidente de la República?
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Quien en Costa Rica gane las elecciones presidenciales del 2022, será quien sepa nadar por el medio, que no sea populista y que entienda que la sociedad es múltiple y compleja.  No hay tiempo para el populismo ni posiciones extremas. El país necesita líderes de verdad.

Sin embargo, hemos tenido candidatos populistas, mal asesorados quizás, que no han entendido que el pueblo no necesita de charlatanes con complejo de músico, saca lenguas o hipócritas bonachones con sonrisas falsas, que dejan huecos fiscales y luego se van del país.

En las campañas electorales, los aspirantes a la Presidencia de la República usualmente tienen dos opciones. En primer lugar, hacer una campaña de altura, atacando los argumentos y no a personas o en segundo lugar, atacando a personas y no a los argumentos. Un país que efectivamente quiera salir adelante, debe optar por la primera opción y no por la segunda.

La política, no la politiquería, se basa en buscar organizarnos como Estado y sociedad, buscando construir maneras de organización que se basen en argumentos y buscando siempre que todos ganemos, no en atacar personas.

El aspirante a la Presidencia que gane las elecciones del 2022, no debería ser quien tenga la mejor sonrisa ni se sostenga mejor la panza, sino una persona de ideas, que no habla más de la cuenta, pero que sabe hablar en el momento oportuno, con argumentos.

Quien aspire a la Presidencia de la República deberá pensar en todo el país y no solo en sus amigos y en quienes le pusieron allí. El pueblo tampoco debe olvidar que hay lobos disfrazados de ovejas y que hay partidos afines a aquellos que una vez en el poder, lo usan como estrategia para poner a pelear a la población y así en río revuelto, sean ellos quienes terminen pescando desde la Presidencia.

A los aspirantes a la Presidencia de la República les debe quedar claro, que Costa Rica requiere de un Presidente con sólidos conocimientos, experiencia, robustos principios éticos y patrióticos, que una vez en el poder, se conduzca y actúe realmente a la altura de la dignidad de su honroso cargo; porque para pintas y chusmas, pues para esto es cuestión de caminar cien metros y los encontramos en cualquier parte de la ciudad capital.

Es urgente recuperar la dignidad y el señorío de la Casa Presidencial y para esto, a ella solo deberían llegar personas que se respeten así mismas, a los demás y a tan honroso cargo.

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