Buzz Ligthyear y el lobby LGTBQ+

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Buzz Ligthyear y el lobby LGTBQ+
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El simpático y heroico personaje de Toy Story se ha ganado el corazón de chicos y grandes como el inseparable compañero de aventuras de Woody. Fruto de la imaginación de los productores de Pixar, ya lo hemos visto cuatro veces protagonizando emocionantes historias.

La imaginación, sin embargo, puede hacernos discurrir por otros caminos.

Como salido de una productora cinematográfica, Vitit Muntarbhorn (abogado tailandés), nombrado Defensor Global LGBT por la ONU, quiere hace volar nuestra mente. Nos señala con falsa autoridad que los sexos masculino y femenino están ampliamente superados, y hay que hablar de hasta ¡112 géneros distintos! Si, escuchó bien… 112 géneros.

Otro monumental aporte de la ONU a la confusión que reina en el mundo. No en vano algunos han dicho que Muntarbhorn “se ha convertido ya en un claro referente del pensamiento planetario del mundo galáctico”. ¿Se quiere parecer a Buzz?

Desde su oficina en Nueva York, Vitit diseña estrategias, planes y programas destinados a imponer la ideología de género en forma global. Ya no se trata entonces de “teorías de conspiración” sino de una bien elaborada y fuertemente financiada política de ideologización.

Es así como hoy, por razones dignas de un profundo análisis sociopolítico, estamos en manos de esa  “Dictadura de las Minorías”, de camarillas ideologizadas muy beligerantes y radicalmente intolerantes.

Y no hablo de la Comunidad LGTBQ+, sino de ese Lobby internacional con poderosos tentáculos e inconfesables intereses geopolíticos y comerciales.

Ante esto surge la interrogante: ¿Cuándo pasamos de la tolerancia a las personas sexualmente diversas a la promoción y posterior imposición de su estilo de vida al resto de la sociedad?

Karl Popper escribió en 1945 sobre lo que él llamó la Paradoja de la Intolerancia: si una sociedad es ilimitadamente tolerante, su capacidad de ser tolerante finalmente será reducida o destruida por los intolerantes. Concluyó entonces que, aunque paradójico, para mantener una sociedad tolerante, la sociedad tiene que ser intolerante con la intolerancia.

¿Hasta dónde llegará en Costa Rica la tolerancia de las mayorías que no estamos de acuerdo con la imposición de la absurda ideología de género?

Ciertamente espero que, al igual que con el imaginativo Vitit, no sea al estilo de Buzz Ligthyear: al infinito… y más allá…

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