¡Benditas sean las pijamas!

Panorama Digital
Panorama Digital
¡Benditas sean las pijamas!
Loading
/

Siempre he pensado que para comprender a fondo el funcionamiento de cualquier sistema, organización o elemento, es necesario meterse de lleno y saborear en primera persona cada uno de sus componentes.  Hasta ahora, este proceso me ha demostrado, una y otra vez, que es la mejor forma de aprender y entender el por qué de las cosas.

Tuve el honor de trabajar en el diseño e implementación inicial de la documentación y procedimientos legales del Hospital del Trauma, y en esa capacidad, me correspondió compartir muchísimas horas al lado de centenares de eminentes y empáticos profesionales en salud; todos ellos vestidos en pijamas, por lo que mis tacones chocaban con una enorme cantidad de “Crocs” debajo de las estrechas mesas de trabajo en las que durante horas se diseñaba cada uno de los procesos  mediante una rica discusión de equipos multidisciplinarios.

No necesito que me lo cuenten; lo viví. Soy testigo de la agotadora jornada de nuestros médicos en pijamas, dando consulta toda la mañana, para luego saltar al quirófano en horas de la tarde – muchas veces sin almorzar porque el tiempo no alcanza -, para finalmente prepararse para una noche de guardia. Vi a las enfermeras y asistentes curando, cuidando, tranquilizando y hasta cantándole a algún paciente para tratar de aliviar sus dolores, que muchas veces trascendían lo físico y llegaban hasta el alma. Sé cómo nuestros profesionales en salud se entregan en cuerpo y alma pues su vocación es más fuerte que sus propios deseos y me consta que, en muchas ocasiones, se privan de compartir más tiempo de calidad con sus familias porque el “microcosmos” del hospital demanda de más horas y atención.

Y es que en realidad eso es la vida hospitalaria: un verdadero micromundo con jerarquías, especialidades, sueños, desvelos, emoción y trabajo… sí, muchísimo trabajo, para el cual las “pijamas” resultan ser el atuendo perfecto pues el cuerpo está sujeto a menos incomodidades y permiten una fácil movilización y posterior desinfección – particularmente cuando se entra en contacto con todo tipo de virus, bacterias, fluidos humanos, incluyendo sangre, sudor, lágrimas, orina y heces, que requieren de una profunda limpieza para evitar la retransmisión de enfermedades.

Orgullosamente, además, tengo un hermano que trabaja en pijamas, el mejor en su campo y que se ha quemado las pestañas por décadas por sus pacientes; uno de mis sobrinos recién terminó su carrera en medicina y anda “empijamado” y otro está a medio camino de sus estudios y ya tiene también su propio arsenal de pijamas, el atuendo que – en lugar de un uniforme militar – ha elegido que le acompañe a lo largo de su vida una vez que haga su juramento hipocrático.

Por esto y mucho más, los respeto, los admiro y los apoyo. ¡Gracias profesionales en salud de nuestro país y benditas sean las pijamas que visten cuando salvan vidas!

Los comentarios están cerrados.