Apuntes de una ciudadana preocupada
Propuesta-país: renovar el estado sin destruirlo. Ni mano dura, ni manos atadas: mano firme, limpia y constructiva.
Algunas estrategias de un programa ideal, político conciliador y democrático para sanear la institucionalidad costarricense y recobrar la confianza sin caer en populismos ni autoritarismos son:
1. Transparencia radical como estándar Portales públicos obligatorios con datos abiertos sobre contrataciones, salarios, viáticos, consultorías, horas extra y uso de recursos en todas las instituciones, incluidas las autónomas y las municipalidades.
Ranking público de transparencia institucional con auditoría externa anual y participación ciudadana.
2. Profesionalización del servicio público. Reformar los procesos de ingreso y ascenso para que los concursos sean públicos y auditables. Impedir nombramientos por recomendación política sin idoneidad técnica. Fortalecer al Servicio Civil y ampliar su alcance a instituciones actualmente excluidas.
3. Topes y control a privilegios. Eliminar pluses automáticos que no estén ligados a desempeño. Implementar un sistema de evaluación del desempeño técnico y ético con consecuencias reales: formación, ascensos, traslados o despidos.
4. Reformas a las juntas directivas y concejos municipales. Establecer requisitos de idoneidad, declaración pública de conflictos de interés, y rotación obligatoria en Juntas Directivas de instituciones.
Impulsar leyes que limiten la reelección indefinida de alcaldes y regidores.
5. Fortalecer el control interno y la denuncia. Aumentar el personal especializado en fiscalización dentro de las contralorías internas con autonomía operativa.
Crear plataformas seguras para denuncias anónimas de corrupción, clientelismo o negligencia dentro del sector público.
6. Involucrar a la ciudadanía organizada. Establecer consejos ciudadanos de vigilancia en municipalidades y entidades autónomas, con participación rotativa, capacidad de veeduría y acceso a la información. Promover redes ciudadanas voluntarias de observación y propuestas que trabajen junto con los gobiernos locales.
7. Reformar el sistema de compras públicas. Hacer obligatorio el uso de plataformas unificadas como SICOP en todas las instituciones, sin excepciones e impulsar la contratación abierta con licitaciones públicas simplificadas y vigilancia ciudadana.
8. Castigos reales por tráfico de influencias. Reformar la ley de corrupción para que el tráfico de influencias tenga consecuencias penales y administrativas inmediatas, no solo multas o “amonestaciones”.
Decía el gran pensador Indio Krishnamurti que lo justo y lo correcto cae por su propio peso. No hay espacio para oponerse si creemos que la honestidad y la integridad son todavía valores apreciables.
La función del estado es promover un desarrollo dignificante y la realización del gran potencial humano en un clima transparente de concordia, justicia y paz.
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