Apreciar nuestra democracia
En este mes de la Patria debemos reflexionar sobre nuestra perfectible pero sólida democracia y la importancia de como pueblo cerrar filas alrededor de su mejoramiento y fortalecimiento. Sin democracia no puede haber una efectiva independencia del pueblo.
Nuestro hermano país de Venezuela en estos días sangra de dolor, traición y miedo a seguir viviendo hambre, abandono social, así como, en represión por la fuerza de las armas, que sostiene en el poder a gobernantes autoritarios e ingratos.
Para elegir a su nuevo presidente se organizaron con una gran fiesta cívica y una vocación única. De todas partes salieron a votar llenos de ilusión. Sin plata para propaganda, ni banderas. Acudieron a las urnas electorales con un corazón lleno de fe, confianza y unión para así lograr la libertad para los venezolanos. Solo deseaban y desean un futuro seguro y pacífico para sus hijos. Sueño de todos desde hace ya mucho tiempo. Para así no tener que seguir huyendo hacia otros paises, exponiéndose a todo tipo de rechazos y agresión.
Sin embargo, su ilusión se quebró en el momento mismo que empezaron las trampas, mentiras y manipulaciones del oficialismo, con el único propósito de robarse las elecciones y burlar una vez más la soberana voluntad del pueblo.
Todos los que creemos en la democracia lloramos ese día. Cuando vimos a través de todos los medios de comunicación un movimiento ciudadano multitudinario votando por el cambio, de manera pacífica, como lo manda la democracia y el derecho a votar. No podemos creer tanta mentira oficialista e insensibilidad hacia sus hemanos venezolanos.
Para nosotros los ticos es impensable algo así. Hemos heredado de nuestros antepasados una sólida democracia. En los procesos electorales nacionales tenemos diferentes opciones de candidatos para la Asamblea Legislativa y para la presidencia de la República. Nos llenamos de entusiasmo, canciones, coloridas banderas; nos reímos y gozamos en esos días pre electorales, así como del mismo día de la elección nacional..
Las familias con sus niños y adolescentes hablan de lo que pasa en la política nacional, y salen a las calles a manifestar sus preferencias sin miedo a que un militar intimede o los apunte su arma.
Al final del día de las elecciones vemos por televisión las estadísticas de las mesas, mientras los partidos políticos en sus sedes, se preparan para ganar o perder. Y con mucho honor y madurez quien pierde prepara un discurso de agradecimiento y felicitaciones al ganador.
Al otro día volvemos al trabajo en paz y libertad. Por eso, ojalá Venezuela llegue a tener la misma suerte que nosotros y nosotros nunca dejemos de apreciar lo mucho que tenemos.
Debemos mantener nuestra tradición democrática de nunca robar unas elecciones. Nunca dañar y menos matar a inocentes solo por pensar diferente. Nunca tener ejército. Nunca ser indiferente con el dolor ajeno ante el atropello de los derechos humanos de aquí y el resto del mundo.
Viva Costa Rica independiente y con ella vivan la democracia, el trabajo y la paz.
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