Costa Rica y la Proclama de Neutralidad Perpetua: un legado que sigue guiando al país

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Costa Rica y la Proclama de Neutralidad Perpetua: un legado que sigue guiando al país
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El 17 de noviembre nuestro país conmemora uno de los hitos más trascendentales de su historia moderna: la Proclama de Neutralidad Perpetua, Activa y No Armada de Costa Rica.

Más que un gesto simbólico, esta decisión estableció un compromiso profundo y duradero con la paz, el diálogo y la convivencia democrática. En un mundo donde aún abundan los conflictos bélicos, los intereses geopolíticos y la tendencia a resolver desacuerdos mediante la fuerza, la proclama costarricense se alza como una declaración visionaria que no pierde vigencia. Más bien, se fortalece.

Cuando Costa Rica hizo pública su neutralidad, gracias a la visión de un gran líder como lo fue el presidente, Luis Alberto Monge Álvarez, envió al planeta un mensaje claro: existen alternativas reales a la violencia, y la seguridad de un país puede construirse desde la educación, la diplomacia, la cooperación y el respeto a los derechos humanos. Esa premisa era una idea profundamente innovadora para su momento y sigue siéndolo hoy. La neutralidad perpetua se convirtió en un faro moral y político que marcó una ruta distinta, una ruta donde la estabilidad no depende de ejércitos, sino de ciudadanos comprometidos y de instituciones sólidas.

A lo largo de los años, esta proclama ha demostrado ser más que una declaración de intenciones: ha moldeado la identidad costarricense y la forma en que el país se relaciona con el mundo. Costa Rica no solo abolió su ejército, sino que decidió que su neutralidad sería un principio orientador ante cualquier conflicto militar internacional. De esta manera, nuestra nación se posicionó como un espacio seguro, respetado y confiable en medio de tensiones globales.

Pero la vigencia de esta proclama no es automática. Mantenerla viva es una responsabilidad que recae sobre todo el país. Implica recordar el valor de quienes impulsaron esta visión, rescatar las razones que la fundamentan y reconocer el impacto que ha tenido para generaciones enteras. Ser neutral no significa indiferencia; significa defender con firmeza la paz como un valor irrenunciable y actuar coherentemente en los foros internacionales, en la política interna y en la manera en que educamos a nuestra ciudadanía.

En tiempos donde aún hay quienes creen que la violencia es el camino para resolver diferencias, la Proclama de Neutralidad Perpetua nos recuerda que Costa Rica eligió un rumbo distinto y valiente. Un rumbo que inspira a otras naciones y que hoy, más que nunca, requiere ser reafirmado con orgullo, convicción y coherencia. Mantener vivo este legado es honrar nuestra historia y proyectar hacia el futuro la mejor versión de lo que somos como país.

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